Opiniones

A Pleno Sol Democracia fallida

Por Manuel Hernández Villeta

Lo que se llama democracia en la República Dominicana no depende ni existe por una Ley de Partidos. Por el contrario, una Ley de Partidos aplicada a la carrera y excluyente sería cercenar la expresión popular.

Lo que conspira contra la democracia no es la falta de un proyecto de ley que es adorado y soñado por la sociedad civil, sino la ausencia de confianza en los electores dominicanos, a los que se utilizan como bueyes con narigones para que voten cada cuatro años.

La legitimidad de un candidato no lo da una Ley de Partidos, sino el seguimiento de un espíritu democrático en las agrupaciones políticas, y que se organicen y respeten unas elecciones libres y democráticas.

Los partidos políticos se convierten en grupos de élites sociales y profesionales, porque cada día son más selectivas las condiciones que se necesitan para ser diputados, regidores, síndicos o tener cualquier cargo congresual.

Hay reglamentos y leyes que se prestan a ser excluyentes. Las voces de las minorías que son mayoría no tendrían vocinas en una Ley de Partidos, donde se entronizaría una capa privilegiada que se dividiría los cargos.

Para democratizar a los partidos no se necesitan leyes demagógicas como el por ciento a las mujeres, a la juventud, a los obreros, a los ancianos, sino a cada segmento de clase darle oportunidad de que tenga un representante, de acuerdo a su proporcionalidad.

La mal llamada sociedad civil conspira contra la democracia particitipativa cuando quiere hacer que los torneos electores sean a sus sueños, sin tomar en cuenta que la única voluntad que cuenta es cuando el pueblo soberano decide emitir su voto.

Nunca el pueblo se equivoca al momento de votar, porque esa es su conciencia. Ahora si se pueden manipular resultados, en conteos a boca de colegios electorales -para crear confusiones-, y comisiones de personalidades que en vez de solucionar posibles problemas, lo que hacen es inclinar la balanza hacia aquellos que fueron desfavorecidos con el voto real.

La voz y la conciencia de la democracia es el pueblo, y las manipulaciones de grupos que tienen como filosofía la exclusión no se la pueden quitar.

2014-08-11 07:44:43