Por Manuel Hernández Villeta
Leonel Fernández se hizo una autocrítica en la reunión de la comisión política del Partido de la Liberación Dominicana. Habló de un guerrero, cuando le pega más parafrasear a un filósofo. El símbolo del imperio era Roma, y su apoyo las legiones. Un indiscutible símbolo del poder moderno es la Constitución. Su reforma abre paso a una guerra política.
Siendo uno de los grandes estrategas militares de la historia, Aníbal cometió un error imperdonable que maniató su ejército, le impidió conseguir nuevas fuerzas de sustentación y años después le llevó al suicidió cuando los amigos lo dejaron sin protección, y ante el temor de caer en manos del imperio romano, prefirió poner fin a su existencia.
El poderío de Roma estaba en parte en las legiones que Aníbal derrotó. Pero ese mismo poder militar dirigido por Claudio Nerón venció a las tropas de su hermano Asdrúbal en la batalla de Metauro.
Aplastado el ejército romano de Flaminio, Roma quedó a merced del cartaginés, pero éste no se atrevió a asaltar las sólidas murallas de la ciudad y prefirió dominar la Italia meridional. En agosto del 216 a.C., venció en Cannas a las tropas de Lucio Emilio Paulo y Marco Terencio Varrón, cuyos efectivos duplicaban a los suyos. Detrás de las legiones, estaba el símbolo. Roma, capital del imperio, era el símbolo del poder que no fue tocado, y poco a poco las legiones se reorganizaron y aplastaron a Aníbal.
Aníbal no dio el golpe necesario de tomar a Roma, y fracasó en su retirada al no poder conseguir adhesión a su causa de los pueblos itálicos, sometidos por el imperio romano. Los refuerzos desde Cartago nunca llegaron. El error histórico de Aníbal fue no tomar Roma, el corazón y el cerebro del imperio, y por consiguiente permitir que las legiones se reagruparan y lo derrotaran.
En la reunión de la comisión política del Partido de la Liberación Dominicana donde se discutió el tema de la reelección, Leonel Fernández, maestro de la comunicación hizo referencia al caso de Aníbal a las puertas de Roma. Leonel, como Aníbal ante Roma, evitó la reforma constitucional para reelegirse, cuando la tenía en las manos, y creo que hay mucho de autocrítica en sus palabras.
Aníbal, genio de la estrategia militar, fue abandonado por sus aliados, sus amigos rehusaron darle refuerzos y a pesar de sus grandes batallas, no encontró refugio para reagrupar fuerzas y sólo le quedó el suicidió para no ser entregado o capturado por los Romanos.
Quizás para enmendar conceptualizaciones históricas personales i o históricas, Leonel como enseñó Sun Tsu, el maestro de maestros de la guerra, comprende que la mejor defensa es el ataque. El juego está trancado y la división asoma. ¡Anibal ante portas!, ¡Aníbal a las puertas de Roma!
2015-04-22 00:33:52