Por Juan Carlos Espinal
Además de ser más fáciles de evadir, en República Dominicana se deberían penalizar con sanciones económicas y correccionales a todos los grandes agentes de retención de impuestos que desde 1970 desencadenan la inflación, que en 2024 se hace más grande que nunca. (60% ISR). (47% ITBS).
Unos 500 mil millones de pesos anuales.
La última vez que la, economía de República Dominicana enfrentó un espectro de restricciones comerciales, desestabilizacion política, quiebra financiera fue en el Gobierno del presidente Hipólito Mejía Domínguez 2000-2004.
No obstante, a diferencia de los gobiernos de Antonio Guzmán(1978-1982) y Salvador J. Blanco (1982-1986) hoy el gobierno del presidente Abinader2024-2028 es uno de los principales deudores de la región, dependiendo de petróleo, granos y otras materias primas esenciales.
Además, la economía Dominicana está mucho más desintegrada.
Así, la deuda pública tiene hoy en día efectos económicos de un tamaño nunca visto.
La magnitud de la deuda pública nos obliga a replantearnos el rol que tiene el Banco Central como instrumento de la política macro económica.
La acelerada devaluación del peso frente al dólar(62.50X1), las altas tasas de interés, la baja inversión pública no son las únicas fuentes de tensión social en la economía.
El precio de la energía eléctrica está aumentando desde el año pasado, a medida que la recuperación económica tras la pandemia enfrenta la sobrecarga de las cadenas de suministro.
El precio mundial de los alimentos aumentó un 28% en 2020 y 23% en 2021, y 17% solo entre febrero y marzo de este año.
La quiebra masiva de micro y medianos productores agropecuarios también afectó a las haciendas ganaderas directamente.
El conflicto de intereses del Gobierno del presidente Abinader con Haití privó a la economía del país interrumpiendo las exportaciones de arroz, víveres, cereales, carnes, maíz, aceite de girasol y otros bienes.
Los efectos del cierre fronterizo con Haití afectó la cadena de suministros de varias provincias que vieron acentuados por dos las pérdidas acumuladas.
Aún más : El Gobierno de la República Dominicana participó activamente en las sanciones impuestas por Estados Unidos a terceros países latinoamericanos y caribeños.
El Banco Central de la República Dominicana, como instrumento político del Fondo Monetario Internacional, se mantiene bombardeando a la opinión pública con políticas restrictivas, complejisimas operaciones comerciales, opacas posiciones financieras que han socavado drásticamente el mercado de capitales.
También aumentó las tasas de interés de préstamos que ya no benefician a los ahorrantes.
Las amplias restricciones socioeconómicas contra el consumidor de clase media, combinadas con la crisis de la cadena de suministro mundial, la inflación sin control de precios, los bajos salarios de los trabajadores, la interrupción del comercio con Haití, la guerra en Europa del Este y los conflictos geopolíticos con Venezuela en tiempos de guerra generaran un shock económico notablemente serio.
Esos efectos se verían acentuados si Estados Unidos aplicara más sanciones económicas al petróleo venezolano y al gas ruso.
La importancia de las sanciones contra Cuba, Venezuela, China y Nicaragua en el país es aún más clara si analizamos los últimos 40 años de de historia económica.(1984-2003).
Las restricciones económicas de los trabajadores han sido más duras en 2024 qué lo que fueron en el período de los más de 550 días en confinamiento lo que apunta hacia una economía de Estados Unidos en recesión.
La desestabilizacion social, política y económica actuales son más rígidas que las que se aplicaron en 1984 (en especial las dirigidas a los impuestos a los alimentos).
Estos países coloniales dirigidos desde el Departamento de Estado EU son menos relevantes en la economía mundial y el comercio internacional.
El impacto de las contra reformas socioeconómicas y políticas contra la población está en otra categoría restrictiva qué lo que sucedió con las quiebras financieras en el año 2003.
Los relacionados públicos del Banco Central de la República Dominicana mantienen la propaganda del crecimiento sin desarrollo economía que más creció aún siendo una de las que más impulsó la exclusión de los trabajadores.
De frente a los intereses de la Casa Blanca, la posición de la economía Dominicana, como principal deudor del FMI en el Caribe, le otorga al presidente Abinader una posición política estructuralmente importante.
Entre las economías caribeñas, República Dominicana tiene una notable dependencia del mercado de los Estados Unidos tanto en energía, agricultura y turismo.
Además, desde el fin de la Guerra Fría, tras más de dos décadas de integración, la economía pasó a ser una economía muy abierta: según datos del Banco Mundial, la devaluación del peso se proyecta al 62.50X1.
Entre los siete mercados emergentes más grandes de la economía de América Latina y el Caribe, sólo México, Colombia y Venezuela tenían participaciones más altas.
En el siglo pasado, la primera década de 1980 y el inicio del siglo 21 en el año 2000 son los únicos períodos de gobierno que ofrecen precedentes de desestabilización contra el Estado y la Sociedad con un peso similar en la economía doméstica.
Tras el financiamiento invasión del gobierno de Estados Unidos a Haití, por parte de una fuerza multinacional, el FMI desarrolla una serie de propuestas de privatización cuyo borrador está siendo aplicado por el Congreso en mayoría del PRM.
República Dominicana pierde su condición de estado soberano que había mantenido hasta entonces.
Las contra reformas socio políticas incluyen la interrupción de las restricciones de las transacciones digitales para las clases medias, socava las operaciones financieras de las empresas Pymes, impide exportar distintas materias primas fundamentales para la producción nacional con mayor celeridad.
El bloqueo a Haití cercena todas las importaciones provenientes de ese importante mercado.
Es posible que incluso la economía Dominicana haya entrado en Default porque, a causa del déficit de cuenta corriente estructural, los compromisos de pago de la deuda pública afecte más al país que a las empresas que trasladan el costo de la contra reforma a la población.
Mientras la producción nacional cayó en los primeros años de la pandemia Covid19, las exportaciones se desplomaron antes de estabilizarse en un nivel equivalente a dos tercios del nivel anterior a 2020.
La caída de las exportaciones disparó el precio de alimentos como las carnes, las frutas, y de materias primas y manufacturas como los textiles.
Notablemente, los préstamos internacionales no lograron frenar la desaceleración económica principalmente porque Estados Unidos, la mayor economía del mundo y la segunda respectivamente se sumó a las sanciones económicas a Rusia y China.
Así, República Dominicana siguió importando carbón y petróleo y logró soportar apenas unos meses hasta entrar la ola de apagones financieros que impulsa serias dificultades.
República Dominicana ya no es la economía vibrante del mundo a fines de la década de 1990s, y ya no tiene más apertura en el comercio internacional qué la que alcanzo a tener en los últimos 20 años.
El Banco Central de la República Dominicana trata de manera infructuosa de impulsar la economía reduciendo gradualmente las tasas de interés
La Guerra Civil en Haití, la capitulacion de Zelenski, la recesión de los países de la UE, la pérdida de la hegemonía estadounidense en la, región, hizo que sus colonias y dominios en el Caribe se limitaran a sus exportaciones de materias primas estratégicas a fin de priorizar su uso político.
A fines de la década de los 80s el país dependía aún más de las importaciones de materias primas (en especial petróleo, minerales provenientes de la economía neutral más grande del Pacífico: Estados Unidos.
Tras la llegada a la presidencia del gobierno del presidente Abinader el Departamento de Estado de Estados Unidos amplió gradualmente su control politico hasta imponer un embargo total a Haití.
También congeló las relaciones comerciales con China.
A fines de 2024, el comercio de República Dominicana, respecto del crecimiento económico de entre 2004-2012 y 2012-2019, se había reducido con América Latina y el Caribe en tan solo 48 meses.
Sin acceso a importaciones clave, Abinader atacó a los partidos políticos de la democracia representativa 1966-2024 para conseguir el control político que necesitaba para su maquinaria electoral.
Mientras que la sociedad Dominicana en su conjunto sufrió la mayor parte de sus erraticas políticas públicas se redujo su capacidad de obtener divisas.
Las Pymes se vieron más afectadas por el congelamiento de los activos externos y su menor capacidad para importar productos vitales de los socio comerciales que le quedaban.
El entorno geopolítico nos plantea un inevitable shock financiero similar a la depresión de los años 80s.
El gobierno del presidente Abinader había socavado gran parte de la confianza y la cooperación que sustentaban la estabilidad política internacional.
Las guerras comerciales se convirtieron en disputas diplomáticas e iniciaron la tendencia a favor de la formación de bloques políticos y económicos.
Como siempre el FMI, autor intelectual de las quiebras financieras del orden tras la Primera Guerra Mundial, tenía la responsabilidad de aplicar recetas privatizadoras contra los países dependientes del Tesoro estadounidense.
Las sanciones económicas contra Rusia y China demostraron que las potencias occidentales seguían teniendo influencia en la economía mundial.
Sin embargo, a causa de la recesión de la UE y EU avanzando hacia el colapso y la falta de cooperación fiscal y monetaria, las sanciones acentuaran las tensiones geopolíticas en el Caribe y no lograran preservar la paz.
Lo que muestra este artículo es que el contexto de la economía mundial determina la forma que se adoptan las contra reformas socioeconómicas y sus efectos políticos.
La recesión que viene se caracteriza por la crisis agrícola, el colapso monetario y la desaceleración del comercio.
Esos drásticos cambios reducirá las exportaciones, fragmentara la masa monetaria y generará delación.
Por un lado, los ingresos por exportaciones se desplomaran, al igual el costo de la deuda se disparará.
Por el otro, las importaciones se ralentizaran lo que habilitará una cultura de elusion más pronunciada.
Las contra reformas que se aplican instalará un mundo de autarquía creciente, con dependencia permanente.
Las implicaciones de la violencia política de la derecha económica gobernante tendrá un efecto demoledor en el mercado cambiario representando un riesgo para los medios de vida nacionales suficiente para promover la militarización.
Actualmente, la relación comercio-PIB es mucho menor y se sostiene en un sistema financiero altamente integrado y basado en la devaluación del peso.
En lugar de enfrentar una recesión, el Banco Central experimentara una importante presión inflacionaria.
El precio elevado de las materias primas representa ganancias inesperadas para los exportadores, y promueve que las economías que importan energía emprendan la transición hacia las fuentes renovable, en teoría.
Entretanto, la mayor integración de los mercados financieros hace que los flujos de capital provenientes de economías avanzadas para el crecimiento salgan del país hacia otros mercados más competitivos así como la inversión en economías en desarrollo y de mercados emergentes.
Actualmente el sistema financiero obtiene grandes beneficios de esta interdependencia, ya que el comercio emplea a más personas y las importaciones pueden obtenerse de más mercados.
Sin embargo, también implica más vulnerabilidades: los nodos del flujo de materias primas, transacciones financieras y tecnologías pueden verse afectados por problemas de abastecimiento o inestabilidad política.
Tras las contra reformas, los costos financieros ocultos y los riesgos de capitales aumentarán el cese de operaciones bancarias como las cuentas corrientes.
A raíz de estos cambios, la Reforma del proyecto político fondomonetarista del presidente Abinader genera pérdidas comerciales inéditas, pero también debilita la, economía familiar, a través del desvío y la evasión del comercio.
Al mismo tiempo, la mega-crisis capitalista global es una amenaza directa similar al cataclismo de 1929, lo que aumenta el riesgo de desestabilización.
Como veremos más adelante, la integración del mercado BRICS hacia la región apertura canales a través de los cuales en el futuro pudiésemos reducir los shocks de la deuda contraida con el FMI que continúa afectando a la economía mundial.
La globalización neoliberal del siglo XXI aumentó así el costo económico de usar la deuda contra economías integradas.
También multiplicó la capacidad de aplicar represalias ya no militares, sino económicas y tecnológicas a terceros países.
En resumen, los riesgos y los costos sociales, políticos y económicos de las contra reformas fondomonetaristas de entre 1978-1986, 2000-2004, 2020-2024 y 2024-2028 repercuten en la actualidad y más allá pero los canales por los que funcionan —aumento de precios de materias primas, costos de transacciones, y mayores cuellos de botella en el suministro y pérdidas de comercio— siguen siendo los mismos afectando a los sectores más vulnerables de la población-.
La importancia de los efectos sociopolíticos es cada vez más claro.
A medida que la economía fondomonetarista destroza los bolsillos de la clase media, los precios aumentan, lo que ejerce presión sobre el gasto en importaciones y las restringidas finanzas públicas de las economías en desarrollo y de mercados emergentes.
Lógicamente, existe un mayor riesgo de sufrir una crisis de balanza de pagos haciendo de la poli crisis un estilo de gobierno qué se manifiesta en un estado fallido en forma prolongada.
Los encargados de formular las políticas económicas del Banco Central tienen todo lo que necesitan para evitar que se repita las indeseadass situaciónes de los años 1984 y 2003.