Cultura

Terrible Guerra En Latinoamérica II 

Teófilo Lappot Robles

Por Teófilo Lappot Robles

América como ensayo

Tal vez por hechos tan dramáticos como los que ocurrieron en la guerra de La Triple Alianza, también llamada Guerra Grande, fue que el erudito colombiano Germán Arciniegas publicó un conciso texto titulado América es un ensayo, en el cual plantea que:

“De todos los personajes que han entrado a la escena en el teatro de las ideas universales, ninguno tan inesperado ni tan extraño como América…” (América Ladina.P.331. F. de C.E., 1993. Germán Arciniegas). 

Después de 154 años de finalizar esa guerra de exterminio (y no es una hipérbole) el humo de su fuego se observa en la actitud de los paraguayos, tal y como se comprueba, por ejemplo, en el florilegio de sus textos de historia, sociología, filosofía y literatura en general. 

Paraguay no pudo organizar una defensa estratégica a profundidad por imperativos de su propia realidad, especialmente por su geografía cercada en el este y el oeste por sus dos principales rivales de entonces; su escaso equipamiento militar y la poca preparación bélica de la mayoría de sus combatientes.

Esa situación de falencia castrense se mantuvo desde el primer reclutamiento o leva que se hizo de casi noventa mil hombres en edades comprendidas entre 15 y 50 años, hasta el tramo final de la guerra, cuando el presidente Francisco Solano López decretó que a partir de los 12 años cada varón de su país era adulto y en consecuencia apto para tomar las armas. 

Los barcos de guerra brasileños en el río Paraná

Un escuadrón naval de Brasil, país que era un imperio en aquel tiempo, tenía pleno dominio de todos los cursos de agua navegables de la zona, especialmente del río Paraná. Los barcos armados enviados por el emperador Pedro II fueron un apoyo logístico extraordinario para las tropas de los países alíados, sobre todo a partir de abril de 1866. 

A lo anterior hay que agregar que en los ataques en llanos, sabanas, cerros y quebradas (a pesar de que se hicieron algunos fortines, trincheras, fosos y se ubicaron algunas casamatas en los puntos más activos de la lucha) quedó comprobado que los jefes militares paraguayos no pusieron en práctica el pensamiento napoleónico sobre la posición central en los combates.

Napoleón Bonaparte en un conflicto como La Triple Alianza

El Gran Corso hubiera aplicado este estilo de guerra: “Cuando te enfrente a ejércitos más fuertes que el tuyo sitúate en medio de esos ejércitos y enfréntate a ellos uno a uno”. Dicho eso sin olvidar la gran capacidad de resiliencia que demostraron los combatientes guaraníes.

Murió la mitad de la población paraguaya

En la guerra analizada la mayor cantidad de muertos eran civiles, especialmente niños, mujeres y ancianos. Sin faltar a la verdad histórica se puede afirmar que en ese escenario bélico se alteró la demografía del Paraguay. Perdió, como poco, la mitad de su población. 

Digo con apego a la verdad histórica que no hubo honores militares, si se parte de la asimetría que había entre las brigadas de infantería, los pelotones de caballerías y las otras fuerzas que integraban los bandos enfrentados. 

Historiadores argentinos concuerdan en que lo que hubo en Paraguay fue una guerra de exterminio. Los hechos avalan esa opinión. A lo cual hay que añadir, como espectáculo deprimente, que al final del conflicto armado el triunvirato que se formó para dirigir ese país tenía dos paraguayos que combatieron del lado de los que formaron La Triple Alianza.

La actual composición etnográfica de la República de Paraguay tiene mucho que ver con la hecatombe que diezmó su población en esa guerra desigual. A ese país desolado y mutilado en su geografía fueron a vivir españoles, italianos, alemanes, ingleses y de otras nacionalidades, cambiando el perfil humano que hasta entonces tenía.

Pérdidas materiales

Paraguay perdió más de 150 mil kilómetros cuadrados de su territorio, lo cual modificó hasta el presente su cartografía. Por ejemplo, Brasil se apoderó, entre otros lugares, de la tierra comprendida entre los ríos Apa y Blanco y Argentina se anexionó una parte amplia en las zonas de El Chaco y Misiones.

A eso hay que agregar que cuando finalizó la guerra los países que formaban La Triple Alianza mantuvieron por más de cinco años ocupado a Paraguay,  usufructuando sus riquezas y, demás, exigieron un elevado pago económico alegando resarcimientos por daños de guerra.

Seguidores y detractores del presidente López

El historiador paraguayo Fabián Chamorro Torres reconoce que el presidente López tuvo antes, durante y después de la guerra (en la cual murió por el fuego enemigo) fervientes seguidores y detractores. 

Dicho autor hace una especie de radiografía de ese personaje, en la cual se capta que sus múltiples decisiones como gobernante no dejaron indiferente a nadie.

Utiliza en la obra aludida principalmente documentos y testimonios de la época en que dicho mandatario se enfrentó a La Triple Alianza. Señala sus más activos acusadores e indica que sus más insistentes defensores fueron Manuel Domínguez, Anastacio Rolón Medina y Juan E. O´Leary. Al último le atribuye: “…el endiosamiento irracional y acrítico de Solano López”.   (El Mariscal. La vida de Francisco Solano López. Editorial Goya, 2021.Fabián Chamorro Torres).

El mariscal López fue declarado en el 1936 “Héroe Nacional sin Ejemplar” de Paraguay, por decreto del primer mandatario Rafael Franco Ojeda. 

Así se decidió luego de que concluyera la guerra del Chaco que enfrentó a Bolivia y Paraguay. Esa fue otra carnicería que merece comentarse aparte.