Cultura, Mi Voz

COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

HERMANADOS A LA CONMEMORACIÓN

DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

TÚ ERES MI HIJO, EL AMADO: Todo se transforma con el auténtico amor, que se hace solemnidad y nos vuelve resplandecientes. También aquellos padres, que nos llevaron a la pila bautismal, lo hicieron guiados por la fe. Bajo estos sentimientos de gozo y alegría, vivamos nuestro bautismo y reviviremos las fuentes de la salvación, dando gracias y donando sonrisas, por los numerosos dones recibidos.

I.- AL INICIO DEL CAMINO POR AQUÍ ABAJO

No hay mejor camino que fundirse,

que licuarse con la pureza del agua,

para repararse de todo lo mundano;

y, así, poder hallarse y reconocerse,

en el comienzo como hijos de Dios.

Lo transcendente es no desfallecer,

nacer y renacer en cada madrugada, 

despertar y ampararse en el Señor,

volver al origen y apreciar la cepa,

revolverse y despreciar lo impuro.

Somos la palpitación de la palabra,

el pulso y la pausa de lo armónico,

la fiesta del comienzo de un vivir,

en el que todo se torna inspiración:

comunión de savia y vida en verso.

II.- POR AQUÍ ABAJO EN ESPÍRITU ORANTE

La infusión bautismal nos florezca,

nos haga permanecer en la oración,

que nos dará el entusiasmo preciso,

con el júbilo de vernos albergados,

por la fuerza santa de encontrarnos.

Como caer de rodillas nos vivifica,

hallarse con Jesús ya es rehacerse;

además si nos acogemos a su vera,

y nos recogemos en su santa cruz,

es como ir con Él al Padre en gloria.

Todo se realiza próximo a nosotros,

no hay prójimo en el estilo devoto;

la cercanía es la dicción suplicante,

el reconciliador dicho que nos une

y nos reúne a la dicha, con el darse.

III.- PARA SUBIR DE LA OSCURIDAD AL FULGOR

Con la mano tendida y extendida,

el Redentor acude a nuestro grito;

deseoso de librarnos de ataduras,

y ansioso por auxiliarnos del mal,

que todo lo oscurece de tinieblas.

Cristo se deshace en la liberación,

en ponernos a salvo cada jornada, 

yendo Él mismo a los precipicios,

curándonos del abismo mortífero,

para volver a rebrotar de regocijo.

Hagamos como Jesús, auxiliemos;

llevemos los pesos en comunidad, 

portemos destellos de esperanza,

y apartemos cualquier desaliento,

para restablecer la verdad del ser.

Víctor CORCOBA HERRERO

corcoba@telefonica.net

11 de Enero de 2025.-