Por LUIS ENCARNACION PIMENTEL
PERSPECTIVA
Si en la práctica toda palabra salida de boca de un político importante fuera a cumplirse y a aplicarse a rajatablas, ya el partido morado en pleno estaría desmantelando su carpa institucional y pasando a mejor vida. Pero, sin importar el pobre desempeño en las urnas el 19 de mayo y una fuerte presión de la base de la organización para que rueden cabezas tras el reciente proceso, una cúpula todavía determinante que ni renuncia ni se disculpa ante los electores y ante la sociedad a la que en su momento le faltaron, apostaría a que se dejen las cosas al tiempo y que al segundo partido fundado por Bosch no se le ponga el epitafio. De seguro que Danilo Medina, de quien hay mucha sospecha de que no quería que ganara Abel ni Leonel, no contaba con el descalabro reciente del PLD, partiendo del 37.46% que sacara su candidato Gonzalo Castillo en las elecciones del 2020, en las que la combinación de “un voto castigo” y la división del partido morado le abrieran las puertas al poder a Luis Abinader y al PRM.
Desplazado a un tercer lugar, sin ningún escaño en el Senado y planteándose como urgente necesidad la renovación del liderazgo y un intento de reconexión con la sociedad, el PLD – como sostiene el sociólogo Danilo Clime, amigo y compañero de tres décadas en mi programa de televisión Sondeo – en la actualidad” es prisionero de las palabras de Danilo Medina”. Se recuerda, quizá a modo de premonición, que el hombre planteo en la reciente campaña electoral que:” el PLD está obligado a ganar en primera o en segunda vuelta, si o si, porque el partido que quede en un tercer lugar comienza un proceso de extensión”. Entre togados bien cabría lo de: “a confesión de parte, relevo de pruebas” o “no más palabras, magistrado”. Pero días después del anuncio en el hotel Embajador de la alianza opositora denominada Rescate-RD, Danilo dijo algo que, de inmediato, muchos interpretaron, sino como un intento de torpedear el acuerdo, como señal de poca fe o de escasa sinceridad de por medio (¿).
Y fue cuando definió como “una alianza rara” el pacto electoral parcial a que habían llegado el PLD, el PRD y la FP, y los respectivos aliados, con el ingeniero Miguel Vargas haciendo de vocero. Otras expresiones que, en vez de aportar a la mayoría que pretendía buscar la oposición, habría abonado a la percepción que venían construyendo desde bien temprano los estrategas del gobierno y el PRM fueron aquellas de que:” lo que pase en febrero (en las municipales) sería la antesala de lo que pase en mayo”. Y ni visto (aparte abstención de un 46%, real o no). En el primer encuentro del CP del PLD para analizar el pasado proceso electoral ni Medina ni la cúpula renuncian, pero Mariotti adelanta que ni presidente ni secretario del partido morado volverían a postularse… Mientras tanto, están ahí. O sea, el factor traba a cualquier iniciativa de renovación o recomposición en el PLD para una mejor suerte rondaría en el ambiente. ¿Acaso – y a lo Josep Fouché- no sería una estratagema de Danilo, anticipar que no buscaría seguir siendo cabeza del Partido, para que sus acólitos lo pidan o lo dejen por aclamación? Como avance, alguien ya lo definió, no como pasivo, sino como el “primer activo” del PLD, y otro – quizá como mensaje a Abel – que al recibir a Abinader en su casa, comenzaría a marcar territorio – expresó que es “el líder y guía “ de la organización ….
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