Por Manuel Hernández Villeta
Sería apretar el botón del pánico, proceder en estos momentos a un desarme general de la población. No lo creo necesario ni conveniente. Hay que respetar la tenencia legal de armas en la población civil. Las armas que están en manos de los delincuentes son ilegales, y por consiguiente deben ser decomisadas, no así las legales.
El ciudadano común y corriente necesita protección. No debe ser impedida la tenencia legal de un arma de fuego a un ciudadano respetable, valioso o sencillamente un hombre de bien. Se debe saber el origen de esa arma, tiene que ser legal y debidamente autorizada.
Lo que tiene que implementarse en el acto es impedir o controlar el porte. Un ciudadano puede tener un arma legal en su hogar u oficina para protección, pero nunca debe salir a la calle con ella. Mucho menos hacer ostentación de la misma en sitios de diversión.
Estoy totalmente de acuerdo con el ministro de Defensa, almirante Sigfrido Pared Pérez, de que el 98 por ciento de los homicidios se producen con armas ilegales, que no poseen ningún registro ni documentación. Por consiguiente no se puede penalizar al ciudadano que busca protección.
Señala el Ministro que «La cantidad no importa en una nación sino el registro de las mismas. Al delincuente al fin y al cabo no le interesa que se registren armas y no son las armas las que hacen daño a la sociedad. Fíjate que el 98 % de los casos de homicidios o heridas de balas son con armas ilegales».
Comenzar a desarmar a la población civil que tiene un arma legal, o provista por un organismo de seguridad para su protección personal o familiar, llevaría un pánico mayor a la población. Sicologicamente se sentiría indefensa ante el crimen organizado.
El presidente de la República Dominicana, Danilo Medina, en una declaración del Ministro de Interior y policía, no es partidario de que ahora mismo se proceda a desarmar masivamente a la población civil, y estamos de acuerdo.
El crimen organizado amenaza con desbordar a la sociedad dominicana y hay que pensar en medidas preventivas. El mayor general Castro Castillo, jefe de la Policía, ha estado realizando una política de acercamiento en los barrios y debe continuar en esa línea. Que la comunidad vea que el policía es su amigo, y no el gatillo alegre que le puede quitar la vida.
Cuando fue designado en el puesto el mayor general Castro Castillo le recomendamos por esta columna que se diera un baño de pueblo, y se reuniera con los muchachos de los barrios, con las juntas de vecinos, con los sectores populares que necesitan protección de la Policía y que en ocasiones le temen por su violencia y hasta atropellos.
Castro Castillo está visitando los barrios y eso abre las puertas a que puedan darse unas mejores relaciones entre la policía y la comunidad. Es ese baño de pueblo el mejor inicio de protección contra el crimen organizado.
2014-07-29 05:23:21
