Opiniones

A Pleno Sol La intolerancia

Por Manuel Hernández Villeta

Los dominicanos debemos evitar la intolerancia política y social. Hay choques innecesarios entre ciudadanos que discuten sobre sus preferencias partidistas. El libre debate de las ideas es para refrescar opiniones y conocimientos, no para las ofensas.

Estamos a un año de las elecciones generales, por lo que no se justifica, ni siquiera faltando un día, que la intolerancia norme la simple discusión por temas políticos o económicos.

Las ideas deben ser expresadas libremente, todos tienen derecho de hablar, de escuchar, de tomar participación. Eso debe ser el fundamento principal de un estado de derecho. Se da que el simple ciudadano tiene una guillotina en sus manos, para hacer frente a todo el que emita opiniones contrarias.

No se vaya a pensar que la rebatiña es en los barrios populares, no señor, en las peñas de intelectuales, poetas, periodistas y libres pensadores, los enfrentamientos casi terminan a los puñetazos. Se olvidan los que viven de expresar ideas, que el pensamiento no se puede obstaculizar con los pùños.

Puede ser que la sangre caribeña esté siempre al rojo vivo, y más con el calor, pero nada, absolutamente nada, justifica la intolerancia. Los líderes de opinión pública tienen la obligación de plantear que las ideas divergentes se respeten.

Puede ser que en el fondo los dominicanos tengan un aire de intolerancia. Pero ese no es el camino ideal para plantear temas de discusión pública. La elección de una secretaría general de un club cultural de barrio termina en ofensas y exhibición de músculos.

Benito Juárez dijo que el respeto al derecho ajeno es la paz, y tenía toda la razón del mundo. Cuando se le pone ziper a la opinión del otro, se le está colocando en desventaja, se le está oprimiendo y se le cercena su derecho a buscar la verdad.

La verdad puede ser del color que se le mire. No hay verdad absoluta, sino que puede estar normada por fijaciones culturales, políticas, religiosas y hasta de ausentismo social.

Más que unidad, que sería contraria al libre albedrío, lo que el país necesita es la libre exposición de las ideas, porque de ese ejercicio puede salir la trocha que limpie el camino. No importa el tamaño del grupo a que usted pertenezca, tiene derecho a externar sus ideas.

El silencio, la autocensura, la censura, son pautas negadoras de la democracia, y deben ser rechazadas por cada ciudadano. Mantengamos el derecho de expresar ideas, de escuchar la voz del otro y de respetar lo que debe ser el sacrosanto derecho a buscar la verdad.

2015-05-01 03:26:37