Por Manuel Hernández Villeta
Las elecciones congresuales y municipales serán vitales para ganar la presidencia de la república en el año 2016. El partido que obtenga el triunfo en las elecciones de nivel medio, dará un golpe demoledor del cual no podrán recuperarse sus contrarios.
Es difícil que en corto tiempo un partido que pierde las municipales y congresuales pueda recuperar fuerzas, y vencer la percepción del olor a derrota. Por consiguiente, es vital que la idea de ganar las elecciones presidenciales, vaya unida a un triunfo congresual y municipal demoledor, si se piensa en la primera vuelta.
En esta ocasión no van a ser los dirigentes locales los determinantes en esas candidaturas, sino los amarres de los partidos que vayan coaligados. Los candidatos presidenciales tienen sus esperanzas puestas en el esfuerzo mayor, y hacer alianzas en base a promesas electorales.
En el caso del Partido de la Liberación Dominicana, que encabeza una gran alianza, no debe desperdiciar votos, y lo ideal es que lleve candidatos únicos, aunque cada partido conserve su boleta electoral.
De esa forma se podrá determinar la fuerza de cada segmento político, y hacer las correcciones que demandan las presidenciales. Escoger candidatos de abajo va a traer problemas, y sólo con una acción de fuerzas se hará respetar a los disgustados.
Las bases y dirigentes medios del PLD tienen que comprender que para conseguir la reelección se tienen que sacrificar y entregar puestos a las otras fuerzas políticas. Una acción levantisca solo podría perjudicar al presidente Danilo Medina y sus aspiraciones de continuar.
El Partido Revolucionario Mayoritario quiere encabezar a los grupos de oposición, pero tiene problemas por los deseos de otros sectores de ser los que conduzcan esa alianza.
El grupo más fuerte de la oposición es el PRM. Habrá que medir sus fuerzas electorales, con un candidato que tiene que prender, y sobre todo que debe buscar alianzas pero no para ganar en primera vuelta, sino forzar la segunda.
Si las elecciones fueran a celebrarse hoy, no hay dudas de que la gran alianza encabezada por el PLD debe triunfar, ahora, a diez meses puede darse otro panorama y cambiar la percepción. Pero sin unidad de todas las fuerzas opositoras, es difícil siquiera realizar un buen papel electoral.
Creo imposible que se puedan vencer los egos, las idolatrías, los sueños de ser presidentes de líderes de titulares de periódicos, que carecen de la fuerza real para poder cambiar la correlación de fuerzas, y en sus delirios quieren ser cabeza de un movimiento social imaginario, para el fortalecimiento del cual no dan un solo golpe.
El reto para la oposición es la unidad; sin ella viene la derrota.
2015-06-26 01:45:44
