EL TIRO RÁPIDO
de
Mario Rivadulla
El tema viene aireàndose desde hace mucho tiempo. Y en estos dìas lo trajo a debate nuevamente el destacado economista Miguel Ceara Hatton al plantear que el crecimiento econòmico no se ha traducido en una autèntica mejorìa en la calidad de vida de muchos dominicanos.
Ahora se suma a su enfoque una investigaciòn llevada a cabo por el Centro de Estudios de Gènero del prestigioso Instituto Tecnològico de Santo Domingo que se focaliza en la misma direcciòn, y arriba a parecidas conclusiones.
Sin dudas uno de los màs importantes logros de la actual administraciòn es haber mantenido por un lado, la estabilidad macroenòmica y la relaciòn peso a dòlar. Otro, de no menor significaciòn, es el crecimiento sostenido de nuestra economìa que ha promediado en estos ùltimos tres años, alrededor de un 8 porciento.
Ahora bien…¿hasta dònde esa estabilidad y ese crecimiento, sin dudas elementos indispensables para una economìa sana y en progreso, se ha reflejado en las capas màs bajas de la poblaciòn?
El problema no es tanto de nùmeros y de estadìsticas como de real percepciòn de la gente. Cuando el presente gobierno asumiò el poder, el nùmero de personas que estaban viviendo en la franja de la pobreza o por debajo de èsta, se cifraba en unos 3 millones y medio. Desde entonces a la fecha se estima que su nùmero pudiera haberse reducido en un millòn. Aceptando esta cifra como vàlida, todavìa tendriamos màs de una cuarta parte de la poblaciòn sumida en condiciones muy marginales, si no miseriosas de vida.
Cierto que los gobiernos, en mayor o menor medida, han implementado programas de asistencia social para tratar de aliviar la pesada carga que representa la pobreza sostenida. En el presente, esa ayuda se ha incrementado. Pero aparte de su carácter coyuntural, como bien establece el estudio de INTEC, esa acciòn es vista por muchos màs como un acto de caridad o inclusive una acciòn partidaria, que como obligaciòn del Estado.
Màs que sabido que la ùnica efectiva forma de combatir la pobreza es mediante la creaciòn de empleos. El ofrecer al ciudadano la oportunidad de emplear su fuerza de trabajo, ya sea desarrollando una actividad por cuenta propia, ya recibiendo un salario a cambio de la misma que le permita subvenir sus necesidades personales y familiares.
En nuestro paìs todavìa el ìndice de desempleo es muy elevado. El estudio de INTEC inclusive los compara con el prevaleciente para el año 2001, es decir cuando aùn el paìs no habìa entrado en el agudo perìodo de crisis que nos afectò los años 2003 y 2004 y que incrementò el nivel de desocupaciòn laboral. Quizàs el nùmero no resulte del todo exacto. Pero desempleados de màs o de menos, su nùmero todavìa viene a ser muy signicativo.
Reclamar soluciones a corto plazo para acabar con el desempleo serìa ilusorio. Prometerlo, casi una burla, jugar con la buena fe de quienes integran el nutrido contingente de los sin trabajo. Ni se pueden crear miles de plazas de la noche a la mañana en condiciones normales, ni mucho menos ahora que estamos bajo circunstancias adversas muy especiales.
Sin embargo, es evidente que de una u otra forma, el gobierno que emerja de las urnas tendrà que tomar medidas encaminadas a aliviar la pobreza y estimular el empleo. Aparte de la extensiòn de los programas sociales de asistencia a los marginados, uno de los posibles mecanismos para lograrlo serìa el fomento y apoyo a la micro, pequeña y mediana empresas que han demostrado su capacidad para ocupar una gran cantidad de mano de obra, a diferencia de los grandes emporios que por lo general utilizan tecnologìa de punta, y por consiguiente, menos personal.
En estos dìas precisamente, la Tesorerìa de la Seguridad Social, al dar a luz el informe sobre el comportamiento de sus recaudaciones en el primer trimestre del presente año, revelò un dato interesante.
Es que màs del 80 porciento de las empresas cotizantes estàn en el rango de las micro, pequeñas y medianas.
Siendo asì, hay que preguntarse ¿por què a estas alturas todavìa està dando vueltas en el Congreso el proyecto de ley que normarìa y contribuirìa al desarrollo de las mismas? ¿No deberìa declararse de urgencia su conocimiento,discusiòn y aprobaciòn?
Los señores congresistas tienen la palabra.
2008-05-01 15:20:02