Opiniones

Sin corrupción, ¿dónde estaríamos los dominicanos?

Manuel Díaz Aponte

Manuel Díaz Aponte

Nadie quisiera escribir sobre hechos negativos en plena Navidad, pero en República Dominicana acontecimientos indignantes que impactan a toda la ciudadanía, imposibilitan eludirlos.

En una época en que vendemos el sueño de ser emprendedor como sinónimo de éxitos en una sociedad marcada por la exclusión, la depredación de los bienes colectivos es una tragedia para quienes se ganan la vida honestamente.

Ello genera no tan solo frustración entre quienes se esfuerzan por lograr objetivos dignos, sino que, además, apaga la llama e inspiración de luchar por una vida mejor.

Es proporcionalmente inalcanzable competir con gentes que valiéndose de una función pública cargan para sí con recursos destinados a transformar vida y estimular el progreso colectivo.

¿Habrá colapsado el Estado dominicano en su primaria obligación de garantizar mejor calidad de vida a cada uno de sus ciudadanos?

Según estimaciones la corrupción carga anualmente entre 30 mil y 51 mil millones de pesos y su costo anual equivale a 1.1 % del PIB, dice una investigación de Oxfam difundida por Listín Diario.

La Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental (DIGEIG), dirigida por Milagros Ortiz Bosch, sostiene que el combate a la corrupción ha crecido pasando de un 2.16% en el año 2020, a un 5.42% en el 2023.

Las autoridades han podido recuperar 6,500 millones de pesos producto de actos de corrupción en una tarea titánica que enfrentó el Equipo de Recuperación de Patrimonio Público (ERPP). Ese monto será incorporado al próximo semestre del presupuesto nacional del Estado para su posterior inversión, dijo el presidente Luis Abinader en julio pasado.

«No ha sido fácil porque el equipo de recuperación ha tenido resistencia de hasta funcionarios, accesos limitados a información internacional, presión de poderes fácticos y limitaciones legales y logísticas porque es la primera vez que realmente se realiza», expuso el mandatario a la prensa al hablar de recursos saqueados en el gobierno del expresidente Danilo Medina.   

Sería inteligente colocar una tarja en cada una de las obras a construirse que rece: “Obra levantada con recursos recuperados de la corrupción púbica”.  

A escala mundial, la corrupción administrativa se lleva en el mundo hasta un 25%de los 13 billones de dólares del gasto público global.

Heridas profundas

Cuando se producen escándalos de latrocinios como el caso reciente de SeNasa, estimado en más de 15 mil millones de pesos, revive en la conciencia nacional repulsa y frustración colectiva que demanda justicia.     

Las autoridades del gobierno deben recuperar esos dineros para devolverlos en obras productivas a la población, como lo ha planteado el propio Ejecutivo.  

Ahora en Navidad es propicia la ocasión para recordar el memorable y digno ejemplo de Jesucristo que siempre luchó hasta su último aliento por un mundo de justicia, amor y solidaridad entre los seres humanos.  

Jesús, fue un hombre profundamente humilde desde su nacimiento mismo hasta trascender en el universo convirtiéndose por siempre en referente de honestidad, sacrificio y perseverancia.

Esa guía espiritual debe servir para que la humanidad transite la ruta de la convivencia, altruismo y solidaridad.

Que los poderosos reduzcan sus ambiciones desmedidas especialmente los que ocupan funciones en el Estado para que los recursos públicos sean manejados con efectividad y transparencia.    

¿Qué hace una persona rica que ocupa un cargo importante en el gobierno robándose el dinero del presupuesto nacional? Esos recursos, obviamente deberían ser orientados a edificar escuelas, hospitales, centros comunales, instalaciones deportivas y estructuras laborales.

Muchos dominicanos viven en precarias condiciones por causa fundamentalmente de la corrupción administrativa. El diario vivir en poblaciones rurales y urbanas marginadas es aterrador y sin esperanza.

Todavía miles de familias en el país no tienen agua potable en sus hogares y carecen igualmente de instalaciones sanitarias.     

Incluso, muchos esperan las cajas y fundas para celebrar la Nochebuena.

Las quejas que diariamente difunden los medios de comunicación exigen construcción de viviendas, escuelas, puentes, caminos vecinales, pozos tubulares, limpieza de los filtrantes y sistemas de desagües en las ciudades y pavimentación de calles, avenidas y carreteras.

En otro orden, es confortable que las autoridades financieras hablen de la solidez actual de la banca nacional, como lo acaba de comunicar el Gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu.

Citó que el Banco de Reservas tiene una excelente situación financiera, al mostrar un crecimiento sano de sus activos, presentando un balance de 1.35 billones, para un crecimiento interanual de un 7.4 %, destacándose la calidad de su cartera de crédito, que asciende a 617 mil millones de pesos (un alza interanual de un 9.4 %).

Estos datos desmienten insinuaciones perversas sobre el supuesto malestar económico del principal banco nacional.   

Compromiso social

Ya es tiempo de que el país sea conducido bajo la sombrilla de la honestidad y eficiencia, que la gente pueda ver materializada sus esperanzas de un mejor porvenir. La verdadera democracia no se construye con tan solo discursos y poses porque debe existir un compromiso social de asistir a los más desposeídos de la fortuna.

Manuel Diaz manueldiazaponte@gmail.com