¿Se respiran nuevos tiempos?
José L. Peña Reyes
La necesaria salida o “solución” a la actual crisis económica que conmueve al mundo, la amenaza a la supervivencia humana debido al daño provocado al medio ambiente, el aumento de la inequidad entre ricos y pobres, las guerras y la violencia que hacen sangrar grandes partes del mundo, necesariamente se convierten en un grito desesperado de cambios, de redención, de nuevos tiempos.
La reciente asunción a la presidencia de los Estados Unidos de Barak Obama, debido a que cierra un ciclo de reclamos y, en cierta medida, de redención de una minoría étnica, históricamente segregada, se asume para muchos como un “símbolo” de que nos aproximamos a nuevos tiempos.
Sin embargo, a pesar de que la crisis económica actual tiene como elemento causal primario la ambición desmedida del poderoso sector financiero, quienes fueron más allá de toda reglamentación y fiscalización con tal de satisfacer su lujurioso apetito mercantilista, como irónica paradoja, es a ellos que se destinan millones de dólares para solucionar el problema que ellos crearon, sin que se corra en auxilio de aquellos que perdieron sus ahorros y viviendas.
Los graves daños medioambientales tienen como base la excesiva explotación de los bienes naturales, que pertenecen a la humanidad en su conjunto y que han sido enajenados por la gran industria para producir toda suerte de productos (necesarios o no) y a la ausencia de desarrollo tecnológico de los países pobres que se convierten también en depredadores. No importa si amenazamos la supervivencia de la humanidad, no importa el legado que le dejemos a las generaciones futuras, satisfacer el mercado da dividendos.
Hemos desarrollado la ingeniosa teoría económica liberal para aumentar la riqueza y favorecer el desarrollo económico y, sin embargo, lo que hemos incentivado es que cada vez más unos pocos tengan mucho y muchos, cada vez más, tengan menos.
En nombre de la libertad y de la lucha contra las fuerzas del mal se inventan las guerras, ocultando la dura, cruel y necia verdad de que el oscuro móvil es asegurarse el control de grandiosos recursos naturales que se convertirán en naturales fuentes de enriquecimiento y dominación.
Es innegable que Obama iniciará un amplio y ambicioso programa de construcción, modernización, mayor utilización de fuentes naturales renovables para producir energía, pero, ¿no son acaso los mismos protagonistas económicos, dueños del gran capital, los mismos creadores de la actual crisis, los mismos que implementan el liberalismo económico para engrosar aun más su poder económico, los mismos que generan las guerras para poder seguir extenuando los bienes naturales sin importar si extinguimos el planeta, quienes desarrollarán, financiarán y recogerán los beneficios que generarán estos proyectos?
Barak Obama se sienta en el trono de un imperio que, a pesar de que se agrieta y que tendrá cada vez más que compartir el poder mundial con otros países tradicionales y algunos emergentes, quiere seguir siendo imperio y ser imperio significa concentrar poderes grandes y absolutos y para eso hay que dominar a otros e impedir y/o controlar por la fuerza o la “disuasión” a quienes se le opongan.
Obama ensilla un Bucéfalo que no está entrenado para hermosos, románticos y agradables paseos a orillas de ríos o montañas, sino para la conquista, para avasallar, para combatir, para la guerra.
Entonces ¿se respiran nuevos tiempos?
2009-01-22 14:43:42