Editorial

De los intelectuales de taberna

De los intelectuales de taberna

En República Dominicana, «intelectuales de taberna» y «profesionales» de la política, sostienen la idea de que los partidos políticos no han logrado formar nuevos líderes porque tuvieron caudillos. Se predisponen para conformarse con ilusiones. Pierden de vista variables de mucho valor en una visión objetiva. Según su criterio, un líder es una figura que se puede improvisar. Se alejan de la realidad. Un líder no se improvisa, el deseo o creencia personal no alumbran un líder.

En República Dominicana el período post-Trujillo enseñó que los nuevos líderes no salieron del grupo que tenía la mayor influencia en el grupo socioeconómico y político que tomó el control de la vida nacional en la etapa de la «destrujillización». No tuvieron capacidad para entender el momento histórico.

Los nuevos líderes surgieron luego del fracaso. Joaquín Balaguer consolidó el perfil de su liderazgo en el exilio, Juan Bosch luego de llegar del exilio en octubre de 1961. En 1962 durante una campaña electoral en condiciones adversas se ganó el apoyo de casi el 60 por ciento de los electores y electoras en los comicios del 20 de diciembre de 1962. José Francisco Peña Gómez construyó su liderazgo en una lucha sin pausa para vencer múltiples obstáculos.

Los tres, adversarios políticos, tenían cualidades que fueron determinantes en sus carreras. Políticos las 24 horas, estudiosos del pensamiento universal, disciplinados, con personalidad definida, y seguidores del comportamiento nacional y externo. Educadores, organizadores, y animadores de colectividades. Los tres aportaron como legado ideas que permiten comprender el tipo de sociedad que auguraban.

A Balaguer, a Bosch y a Peña Gómez, nadie pudo disminuirles sus condiciones de líderes. Terminaron el día que se cerraron las criptas que guardan sus restos. Balaguer, con más de 94 años y no videntes, fue admirado hasta por adversarios. Por su residencia de la avenida Máximo Gómez número 25, pasaron los amigos y los de distintos colores. Por eso dijo: «Yo no he cambiado; ha cambiado la sociedad dominicana». Disfrutó los alimentos que conoció en la niñez, vivió en la casa que asentó su hogar desde los días que era un catedrático universitario, escribió y alegró su espíritu con las novedades literarias.

Los que atribuyen la ausencia de líderes a los liderazgos que antecedieron, se pierden en el camino. Algunos piensan que denostando a Leonel Fernández, van a hacerse líderes. Tomaron el blanco equivocado. Si continúan van a retroceder en lugar de avanzar. Leonel es un líder que ha logrado reconocimiento interno y externo por su sensibilidad social, prudencia, sabiduría y su amplia visión democrática. Perderán los que viven de ilusiones y afirman lo que no existe.

A Leonel lo explican sus hechos.

2010-08-31 22:44:45