Escritores dicen que piratería no es por afán de delinquir, sino de leer
A juicio de los escritores chilenos, la piratería seguirá existiendo mientras los libros sigan siendo tan caros.
Los escritores chilenos no creen que el fenómeno de la piratería se deba a un afán por delinquir, sino a las ansias por leer y la dificultad por comprar libros a precios asequibles.
«Antes en Chile se leía mucho y el precio de los libros era asequible a grandes sectores de la población; hoy comprar un libro es caro y se ha ido perdido la costumbre de leer, que es lo más patético y terrible», declaró Reynaldo Lacámara, el presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH).
Los índices de lectura en Chile arrojan conclusiones distintas según la metodología empleada, y mientras algunos estudios hablan de que un 40 por ciento de la población leyó al menos un libro en el último año, otros concluyen que los chilenos leen 2,6 libros al año.
En opinión de Reynaldo Lacámara, la piratería «va a seguir existiendo si no se ataca en profundidad el problema de los altos precios y no se incentiva la lectura».
«No se puede reprimir algo cuyas causas no son el hecho de delinquir, sino que hay una necesidad de lectura que no está siendo cubierta por los mecanismos normales», asegura.
Un estudio hecho en 2006 por la Fundación La Fuente y la consultora Adimark concluyó que en el 72 por ciento de los hogares chilenos no se compran libros nunca o casi nunca, y un 47,3 por ciento de quienes no leen dice que no le interesa hacerlo.
Esas cifras ponen de manifiesto que los bajos índices de lectura no están vinculados necesariamente con el precio de los libros, declaró Gabriel Silva, responsable de mercadotecnia de la Feria Chilena del Libro, una cadena de librerías que representa cerca del 40 por ciento del sector.
Los libreros sostienen que la piratería es un delito muy lucrativo que obtiene la mayor parte de sus beneficios de la venta de textos escolares en el mercado informal.
«Si existe un mercado negro obviamente es porque existe avidez por libros, pero la pregunta es ¿por qué tipo de libros?», recalcó Gabriel Silva. «La gran parte de las ventas clandestinas están orientadas a los libros que se solicitan en los colegios; eso sí ocasiona un grave daño al mercado, no que se vendan cuatro ‘best sellers’, porque una librería tiene más de 20.000 títulos distintos», explica Silva.
La edición ilegal de libros es uno de los aspectos más lucrativos de la piratería en Chile, un fenómeno que se extiende a otros sectores como la producción musical y de programas informáticos e, incluso, a la elaboración de fármacos.
El pasado día 25, el Gobierno estadounidense incluyó a Chile por segundo año consecutivo en la «lista negra» de los países que no protegen suficientemente la propiedad intelectual, junto con Venezuela y Argentina.
La Oficina de la Representante de Comercio Exterior de Estados Unidos, Susan Schwab, anunció que pedirá a las autoridades chilenas que adopten medidas para erradicar la piratería y cumplir con las normas establecidas en el Tratado de Libre Comercio suscrito por ambos países en 2004.
Pero a juicio de los escritores chilenos, la piratería seguirá existiendo mientras los libros sigan siendo tan caros.
EFE
2008-05-01 19:13:29