Cultura

El encuentro de Juan Bosch y John F. Kennedy

Hace 45 años, Antecedentes del Golpe de Estado:

El encuentro de Juan Bosch y John F. Kennedy

Por Víctor Grimaldi



Faltaban 55 segundos para que terminara el año, eran las 11:05 de la noche del último día del 1962, y en 72 horas más se cumplirían dos semanas del aplastante triunfo electoral del 20 de diciembre.  En el Departamento de Estado se terminaba de elaborar un telegrama para la firma del presidente de los Estados Unidos de América, John F. Kennedy, con destino al presidente electo de la República Dominicana, con el mensaje siguiente:

            «Dr. Juan E. Bosch,

            Hampshire House,

            New York City, New York

«Le extiendo mis cálidas felicitaciones a usted por haber sido escogido por sus compatriotas para ser el Presidente de la República Dominicana. 



Las elecciones del 20 de diciembre, las cuales marcaron un importante jalón en el entorno de la nación dominicana a los rangos de la democracia representativa, fortaleció el corazón de los hombres libres en todas partes como un ejemplo para el mundo de la determinación de un pueblo a construir una sociedad libre después de largos años de régimen dictatorial.  El Gobierno de los Estados Unidos, actuando en el espíritu de amistad que ha unido a nuestros publos, mira hacia adelante para cooperar con usted y su gobierno bajo la Alianza para el Progreso en la continuación de un arduo trabajo de reconstrucción.



«Me gustaría mucho tener la oportunidad de intercambiar pareceres con usted personalmente conveniente durante su actual estadía en los Estados Unidos.

John F. Kennedy».

Al otro día, Año Nuevo del 1963, eran las 4:45 de la tarde cuando los teletipos transmitían un cablegrama del presidente electo dominicano.  Recibido a las 8:30 de la nocche en la Casa Blanca, en Washington, decía lo siguiente:

            «Al Presidente (John F. Kennedy).

            La Casa Blanca.

«Estoy respondiéndole sus generosas palabras de felicitación en la ocasión de mi elección como Presidente de la República Dominicana expresándole la suprema gratitud de mi pueblo por el demostrado  interés que usted personalmente y el pueblo de los Estados Unidos en general han mostrado  por la instauración en nuestro país, así como en toda la América Latina, de un régimen de genuinas libertades y justicia social que pondría fin a la tiranía, el hambre y la ignorancia, y que también haría posible que cada nación de Las Américas pueda ejercer su legítimo derecho a la dignidad nacional en una verdadera forma.



«Esta preocupación de usted mismo y del pueblo norteamericano en general ha sido la fuente de inspiración de la Alianza para el Progreso.  El pueblo dominicano está convencido de que encontrará un fraternal aliado tanto en el concepto de la Alianza para el Progreso como en su propia persona, y así la fe en la democracia demostrada por el pueblo dominicano al votar en las elecciones ejemplares del 20 de diciembre de este año estará totalmente justificada.



«Será un privilegio para mí tener la oportunidad de intercambiar opiniones con usted personalmente sobre problemas comunes de nuestros respectivos pueblos durante mi visita a Washington, D. C., que tendrá lugar en pocos días.



«Con los mejores deseos de Año Nuevo, cordialmente suyo, «Juan Bosch».

Bosch había regresado a New York desde South Bend, Indiana, a donde junto a Doña Carmen Quidiello fue a visitar a su hijo Patricio, y encontró en Hampshire House el telegrama del presidente Kennedy que le felicitaba por su triunfo electoral y le invitaba a una próxima reunión (aún sin fecha establecida), en la Casa Blanca.



Tan pronto el presidente electo de la República Dominicana aceptó la invitación, desde el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia comenzaron a enviarles dossiers sobre Bosch al Presidente de los Estados Unidos.



En un «briefing paper» entregado el 3 de enero de 1963 al consejero nacional de seguridad, McGeorge Bundy, documento destinado a preparar al presidente Kennedy para su próxima reunión, el Departamento de Estado enlistó diez problemas que iba a enfrentar el «doctor Bosch» y «en los cuales nosotros tenemos interés».

BOSCH: ANTI-COMUNISTA

No había dudas: el «doctor Bosch es considerado un anti-comunista», decía el Departamento de Estado aclarando luego que en el caso del control de los izquierdistas «su realismo en tratar con el problema comunista en la República Dominicana aún tiene que ser puesto a prueba».



Ese era el problema número tres. El Departamento de Estado admitía que hasta la Unión Cívica Nacional (UCN), el partido derechista que Bosch derrotó en las elecciones, abogaba por la derogación  de la Ley de Emergencia que promulgó en febrero  de 1962 el Consejo de Estado presidido por Rafael F. Bonnelly para mantener exiliado un grupo de personas acusadas de ser izquierdistas o comunistas.



En un recuento previo introductorio a la lista de los diez problemas, el Departamento de Estado le informaba a la Casa Blanca de los errores cometidos por la Unión Cívica en la campaña electoral, como «el intento de último momento con algún respaldo eclesial para calificar al doctor Bosch y al PRD de comunista».

EL ENFOQUE DE LA CIA

La CIA, en un memorandum del día anterior al que presentó el Departamento de Estado, citaba opiniones de diversas fuentes sobre las posiciones de Bosch.



«El parece», decía la CIA, «haber desarrollado una amistad con una fraternidad de líderes políticos reformistas de la América Latina que incluían al presidente venezolano Rómulo Betancourt, al ex-presidente de Costa Rica José Figueres, y a los líderes del partido APRA de Haya de la Torre de Perú».



Según el reporte de la CIA fechado 2 de enero de 1963, «un funcionario de los Estados Unidos que entrevistó a Bosch en julio de 1961 lo definió en ese momento como un seguidor de la escuela ‘liberal-socialista-nacionalista’ representada por esos líderes».



La CIA también citaba fuentes que aseguraban que «Bosch cree que el futuro de la América Latina está indisolublemente vinculado al de los Estados Unidos, aunque él nunca ha fallado en llamar la atención sobre lo que él considera ‘errores imperialistas’ cometidos en el pasado por empresas americanas en América Latina».



La CIA señalaba, además, que las acusaciones de pro-cominista que se le hacían a Bosch durante la campaña electoral de 1962 tenían origen en «la plataforma reformista de Bosch, su idiosincracia y su oportunismo, especialmente durante su exilio».



De acuerdo con la CIA, en el mes de agosto de 1961 un análisis de la inteligencia norteamericana llegó a estimar, debido a la insuficiente información disponible sobre Bosch y por ser un personaaje controversial, la posibilidad de que fuera un «pro-comunista secreto» o quizás «miembro del partido».



Pero año y medio después las cosas estaban bien claras para el Departamento de Estado: Bosch era considerado un anti-comunista, y sería esta la información que tendría el presidente Kennedy a mano cuando se reuniera el jueves 10 de enero de 1963 con el presidente electo de la República Dominicana que tomaría posesión el 27 de febrero del mismo año.

LA ENTREVISTA



El jueves 10 de enero de 1963, el presidente Kennedy entró a su oficina a las 9:30 de la mañana, y entre las 10:00 y las 11:10 sostuvo una reunión con sus Secretarios de Estado.



A las 12:00 del mediodía comenzó la esperada reunión con Juan E. Bosch, presidente de la República Dominicana.  La conversación duró una hora y dos minutos.



Unos 45 minutos después de haber despedido a Bosch, el presidente Kennedy se dió un baño en la piscina y a las 2:15 de la tarde se trasladó a la mansión presidencial para almorzar.  A las 4:15 p.m. retornó a su oficina.



Entre 6:20 y 6:33 de la tarde, el presidente Kennedy se reunió con McGeorge Bundy, su consejero nacional de seguridad, y Ralph Dungan, encargado de los asuntos latinoamericanos en la Casa Blanca.



El señor Dungan, un asistente especial, fue una de las personas que participó al mediodía de la reunión entre Kennedy y Bosch.



¿De qué hablaron Kennedy y Bosch?



El texto del memorandum de la conversación entre el presidente Kennedy y Juan Bosch es una versión del Departamento de Estado disponible y declasificada en la Biblioteca John F. Kennedy de Boston, estado Masachusetts.



Según el texto:



«El Presidente congratuló al doctor Bosch por su victoria electoral», dice el primer párrafo.  Aquí cabe ilustrar a los lectores con este dato: En el informe enviado a la Casa Blanca una semana antes de la visita de Bosch, se le dice a McBundy que Bosch había obtenido el 60% de los votos y que tendría una mayoría preponderante en ambas cámaras legislativas, de diputados y senadores.



Según la versión oficial del Gobierno de los Estados Unidos, a la felicitación personal de Kennedy el «doctor Bosch respondió que ahora  le  toca  al  nuevo  gobierno  probarles  al  pueblo  y  a  todo el hemisferio que la democracia realmente funciona».  Después «brevemente analizó su campaña política, poniendo énfasis en sus objetivos y contenidos educativos».



Bosch «dijo que, económicamente, la situación de la República Dominicana era mejor que la de otros países debido a que su situación de balanza de pagos era buena y su situación de finanzas públicas aceptable.  El añadió que el principal problema era la falta de ‘capital de trabajo’ que se necesitaba para incrementar el empleo y la producción tan pronto como sea posible.  El se describió como ‘cautelosamente optimista’ con respecto al futuro económico de su país».



Después de esas palabras que el traductor oficial le atribuye al presidente electo Bosch, el presidente Kennedy le preguntó qué podían hacer los Estados Unidos para ayudar a la República Dominicana.



Entonces Bosch entró en una minuciosa descripción de los problemas económicos del país.  Kennedy lo interrumpía en algunas ocasiones para hablarle de un préstamo de 40 millones de dólares, del problema de balanza de pagos de los Estados Unidos y para saber qué haría Bosch con las propiedades que heredó el Estado de Trujillo.

LAS FUERZAS ARMADAS 



Bosch abundaba en sus respuestas, hasta que trataron el tema del Ejército y la policía.  A una pregunta de Kennedy, Bosch señaló la necesidad que tenía su país de hacer más eficientes sus Fuerzas Armadas y de dotarlas de los mejores equipos.



Preguntado por Kennedy si el Ejército disponía de más poder que la Policía, Bosch dió algunas breves explicaciones para terminar señalándole a Kennedy que «todo esto es un asunto interno» de la República Dominicana y «que él (Bosch) lo podía manejar».

CONTRATO DE LA STANDARD OIL



La conversación ya iba casi por la mitad, cuando Bosch se refirió — de acuerdo con la versión del Departamento de Estado –, a «una dificultad que su gobierno tendrá que enfrentar muy pronto»: la concesión que el Consejo de Estado le dió a la Standard Oil de New Jersey para instalar una refinería de petróleo.



Este tema acaparó la tercera parte de la cconversación, según el texto de los comentarios que se le atribuyen tanto a Bosch como a Kennedy sobre este controversial asunto.

CUBA Y FIDEL CASTRO

El resto de la entrevista se dedicó a tratar el tema de la Revolución Cubana, que acababa de cumplir el primero de enero de 1963 cuatro años en el poder.



Según el Departamento de Estado, el «doctor Bosch congratuló al Presidente por su política de bloqueo cubano que ha desenmascarado a Castro a los ojos de muchos latinoamericanos».



El próximo párrafo dice que el presidente Kennedy le preguntó a Bosch si lo había entendido correctamente un momento antes al decir que el uso de la fuerza de parte de los Estados Unidos para remover a Castro sería un error.



Kennedy se refería a un previo análisis atribuído a Bosch en el sentido de que «los Estados Unidos a solas no deben librarse de Castro mediante el uso de la fuerza militar, pero pueden participar con otros países del Hemisferio y con líderes cubanos democráticos dentro y fuera de Cuba en la formulación de un plan general».



Bosch, según el documento, «expresó la opinión de que un plan general puede ayudar a los grupos de oposición en Cuba a lograr sus objetivos».



«El dijo», añade el documento del Departamento de Estado, «que el  Gobierno  Dominicano estaba preparado y dispuesto a trabajar con el nuevo designado Coordinador de Asuntos Cubanos, y con líderes tales como el Presidente Betancourt y el Gobernador Muñoz Marín en la elaboración del plan».



Kennedy, tras escuchar a Bosch, se comprometió a que en el futuro, los Estados Unidos actuarían junto a «los líderes democráticos liberales del Continente en cualquier actividad con respecto a Castro».



Al final el presidente Kennedy le prometió apoyo a Bosch frente a la Standard Oil y a darle una mejor asistencia económica al país.

COMUNISMO Y GOLPE

Se le atribuye en el mismo documento al presidente de los Estados Unidos haberle dicho a Bosch que el fracaso de su experimento democrático sería un triunfo para los comunistas.



Seis meses transcurrieron, y en junio de 1963 otro reporte de la CIA opinaba lo mismo.  Luego en septiembre, cuando derrocaron a Bosch, The Wall Street Journal comentaba que el golpe de Estado era un triunfo para los comunistas.  Pero los que se autoproclamaron golpistas en el país se creyeron que con el derrocamiento de Bosch se había infligido una derrota a los comunistas.

LA REUNION CON JOHNSON

Después del Presidente Kennedy, le tocaría al Vice Presidente Lyndon B. Johnson conocer a Juan Bosch personalmente.



Este encuentro ocurriría el 28 de febrero de 1963, a partir de las 9:00 de la mañana.  El «doctor» Bosch, como se puede ver en la versión de esta conversación resumida por el Departamento de Estado, ya era el Presidente de la República Dominicana juramentado veinticuatro horas antes.



El texto de la conversación entre el Vice Presidente de los Estados  Unidos  y  el  Presidente  Bosch  fue  enviado  al señor Ralph Dungan, de la Casa Blanca, el 12 de marzo de 1963.



En esta misma fecha, que era el décimo tercer día de su Gobierno, el Presidente Bosch definió al comunismo como «agente de destrucción y muerte» en un acto celebrado en un campamento del Ejército Nacional dominicano.



El gobierno Norteamericano sabía que Bosch era por formación un anti-comunista, pero ya estaban empezando algunos políticos de derecha dentro y fuera del país una campaña para acusar a su gobierno de comunista.



El día 10 de marzo el señor Horacio Julio Ornes hablaba de un supuesto plan «para adoctrinar en el comunismo a las Fuerzas Armadas».  Al parecer fue para responder a este tipo de afirmaciones irresponsables que el Presidente Bosch dijo lo del 12 de marzo.



En su conversación con el Vice Presidente Johnson, Bosch se refirió a los peligros que representaban tanto los elementos de extrema izquierda como los de la derecha.



Johnson particularmente estuvo interesado en el caso del general Antonio Imbert, y le preguntó a Bosch si Imbert representaba algún peligro para su gobierno.



Es curioso que dos años después, siendo ya el Presidente de los Estados Unidos, el señor Johnson externó temores en mayo de 1965 sobre las posibilidades de que a través de su Gobierno de Reconstrucción Nacional el general Imbert pudiera convertirse en un dictador al estilo de Trujillo, de acuerdo con las versiones periodísticas de entonces.



Al final de su entrevista con Bosch el 28 de febrero de 1963, el Vice-Presidente Johnson le manifestó al Presidente dominicano sus simpatías personales y le prometió el apoyo de los Estados Unidos.



Estas palabras de Johnson citadas en la transcripción oficial del Departamento de Estado entraron en contradicción con sus órdenes y declaraciones de 1965 destinadas a impedir el retorno de Bosch al poder bajo el alegado de que la Revolución Constitucionalista tenía un carácter comunista, lo que se comprobó y demostró fue falso.



En este cambio de actitud del Presidente Johnson hubo un carácter que jugó un papel fundamental: John Barthlow Martin, el improvisado embajador norteamericano que para ocultar la verdad de sus errores y un plan secreto del gobierno de John F. Kennedy mientras fue embajador en 1963, se inventó las mentiras más grandes sobre Bosch y el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó con el propósito de favorecer la creación del gobierno del general Imbert en medio de la ocupación de las tropas norteamericanas de 1965.



En los próximos capítulos veremos, con los documentos oficiales declasificados, las manipulaciones y trampas del embajador Martin que demuestran cómo se vió involucrado en un plan secreto que le fue serruchando el palo al gobierno democrático de 1963.

2008-09-17 16:00:59