Por Frank Valenzuela
Valenzuela manifestó que no quisiera llegar a creer que la frase expresada por el hackeador a un amigo suyo —“si tú de verdad eres amigo de él, dame su número de teléfono”— pueda interpretarse como algo más que una simple estafa.
Manzanillo, Montecristi. El presidente del Centro Bahía de Manzanillo para el Desarrollo Regional (CEBAMDER), Frank Valenzuela, denunció públicamente este lunes el hackeo de su cuenta de Facebook y un intento de estafa electrónica en el que desconocidos utilizaron su identidad para solicitar transferencias de dinero a terceros. El caso evidencia un uso fraudulento de redes sociales con fines delictivos y un manejo preocupante de información personal y relacional.
Valenzuela manifestó que no quisiera llegar a creer que la frase expresada por el hackeador a un amigo suyo —“si tú de verdad eres amigo de él, dame su número de teléfono”— pueda interpretarse como algo más que una simple estafa. Sin embargo, advirtió que dicha expresión resulta inquietante y perturbadora, al revelar un interés directo en acceder a su contacto personal real.
Señaló que, dadas las denuncias recientes realizadas por el Centro CEBAMDER contra poderosos intereses económicos, no puede descartarse que el hecho encierre un componente de intimidación. Subrayó que el contexto obliga a mirar el caso con mayor profundidad y responsabilidad. “No afirmamos nada, pero tampoco podemos ignorar las señales”, precisó.
Valenzuela aclaró de forma categórica que en ningún momento se encontraba en la ciudad de Nagua, como falsamente afirmaba el suplantador en los mensajes enviados a un conocido suyo. Subrayó que no ha salido de su comunidad, lo que desmonta por completo la versión fabricada por el estafador y confirma que se trató de una narrativa construida para inducir a error y obtener dinero mediante engaño.
Resulta altamente alarmante que el presunto estafador haya situado el relato en Nagua, ciudad de origen de la esposa de Valenzuela, donde la familia suele desplazarse en fechas como la Navidad. Este uso de referencias familiares reales demuestra acceso indebido a información personal y refuerza la gravedad del hecho, al tratarse de una suplantación cuidadosamente elaborada.
El mensaje fraudulento inicia con un tono de cercanía y lenguaje coloquial, para luego solicitar RD$1,500 pesos bajo el pretexto de una supuesta avería vehicular y la afirmación falsa de que los bancos en Nagua se encontraban cerrados. Dicha versión se contradice con la existencia comprobada de sucursales del Banco de Reservas en esa localidad, lo que evidencia la falsedad del argumento.
Posteriormente, el suplantador envía el nombre de un tercero junto con un número de cédula y una cuenta bancaria, exigiendo además el comprobante de la transferencia y presionando por la hora del supuesto pago. Este comportamiento responde a patrones típicos de estafa organizada, que incluyen el uso de cuentas de terceros y la manipulación emocional de las víctimas.
El intento de fraude queda completamente al descubierto cuando el amigo contactado exige hablar directamente con Frank Valenzuela y solicita su número telefónico real. En ese momento, el presunto estafador pronuncia una frase que resulta demoledora y auto incriminatoria: “Oye, si te considera amigo de él , pásame su número”, reconociendo de manera implícita que no es Frank Valenzuela, que no tiene acceso a su contacto real y que depende exclusivamente del engaño para sostener la farsa.
Esta expresión no deja margen a interpretaciones: constituye una prueba directa de suplantación de identidad, ya que ningún individuo puede considerarse una persona y, al mismo tiempo, pedir el número telefónico de esa misma persona. Con esa frase, el estafador rompe su propio relato y confirma el carácter fraudulento, deliberado y consciente de la acción.
Frank Valenzuela informó que el caso está siendo formalmente puesto en conocimiento de las autoridades competentes y de las entidades financieras, al tiempo que exhortó a la ciudadanía a extremar precauciones y verificar directamente cualquier solicitud de dinero. “Estamos ante un hecho grave que debe ser investigado y sancionado; no es un malentendido, es un delito”, concluyó.
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