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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 18 de noviembre, 2024.- El crimen no puede seguir avanzando en la República Dominicana. Se hace necesario implementar medidas de normas conductuales y de trabajo, con tecnología de punta para ampliar la lucha contra las pandillas.
El intercambio de disparos en ocasiones es una solución, pero no se olvide de que la pena de muerte no está institucionalizada en el país. Sin un juicio público y contradictorio un acusado de violar la ley, tiene la presunción de inocencia.
Es el punto oscuro del intercambio de disparos. El posible implicado muere sin ir a un juicio. Siempre lo hemos dicho, la policía no puede tener los brazos cruzados en caso de que un anti-social le dispare, y ponga en peligro la vida de los agente actuantes.
A pesar de la fuerza que demuestre el crimen organizado o desorganizado, que mete temor a los ciudadanos, se ha logrado avanzar en su control con los métodos científicos, la utilización de cámaras, la identificación facial, y otros adelantos de la criminología.
Se le puede dar un voto de reconocimiento a la policía, pero mantenerla siempre en vigilancia para que no se le vaya la mano y ponga en peligro los derechos humanos de los detenidos.
La Policía tiene que ser reformada, pero no de nombre o cambiando el color del uniforme. Lo ideal es una variación de los métodos de comportamiento, de la investigación, de comprender que es un auxiliar de la justicia.
Si solo se cambia la cara visible de la policía, poco se habrá avanzado. La imagen debe mejorar, pero no es todo para que haya una institución que vaya en forma frontal contra el crimen.
Se debe seguir mejorando los niveles de vida de la Policía. La mayoría de sus cuadros medios, rasos, cabos, sargentos y primer teniente residen en barrios marginados, y eso debe ser corregido. El policía vive donde están los pandilleros que persigue.
De ahí que no es una buena fórmula desarmar al agente cuando no está de servicio. ¿Cómo se defendería de los amigos de un pandillero que acaba de trancar?.
Hay actos que deben desaparecer del accionar de la policía, como las redadas indiscriminadas, y dar paso al seguimiento de acuerdo con los planes de identificación, utilizando la tecnología pertinente.
Es necesaria la modernización de la policía, pero sin despidos masivos de sus integrantes. La reeducación de los agentes y oficiales es necesaria, sobre todo mantenerlos en buena forma física e intelectual. Una policía para servir a los demás.