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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 9 de septiembre, 2024.- La escuela dominicana demanda hoy un gran pacto, una tregua, y que los agentes responsables del proceso de enseñanza, cumplan con su deber y sus obligaciones.
Es intolerable que apenas a unos días de comenzado el año escolar, ya hay paros y suspensiones de labores en distintas puntos del país. Lo ideal es que las desavenencias se trataran en las vacaciones y no al comienzo del año lectivo.
Está claro que hay un desafía de autoridad; tienen fuerza los dos sectores que se encuentran en la pugna. Educación no puede imponer acciones administrativas, y los maestros controlan el funcionamiento de las escuelas.
De paso ha caído la calidad de los educadores, lo cual es una responsabilidad tanto del gremio como del ministerio. Hay que convencerlos a los dos que el diálogo es importante, imprescindible, en la crisis actual de la docencia.
Ni siquiera es hora de buscar responsables, sino de lograr soluciones. El año escolar arranca con los mismos problemas que lo lastraron el pasado reciente.
En solitario nadie puede acabar con la anarquía, por lo tanto lo ideal es que haya un nuevo encuentro nacional de la ADP y el ministro de Educación para ver si se salva este año escolar.
Mientras las estadísticas hablan de la pobre docencia que se ofrece a nivel de escuela pública, lo cual se manifiesta en la poca calidad de la instrucción recibida que tienen los nuevos bachilleres.
No es un cliché sino una realidad, que donde hay pésimos estudiantes, con calificaciones bajas, donde no se puede demostrar que está pasando con resultados negativos, al primero que hay que investigar es al maestro.
Las aulas públicas también en la etapa física tienen problemas, no es posible cumplir con las necesidades de inscripción de todos los niños, y ya de modo oficial se habla de unos cinco mil niños sin cupo en las escuelas.
Se interpone, entonces, el pagar la colegiatura en colegios, lo cual puede ser una buena solución, respetando el problema de la selección y dándole el debido seguimiento.
La educación tiene el máximo nivel en el presupuesto nacional, pero ello no debe ser un adorno, sino una metodología para la acción. El futuro del país está en las escuelas y ello deben sopesarlo todos los integrantes del sistema.
El país está atento. Bajo ninguna circunstancia la anarquía se debe de mantener. Hora es de revisiones, de críticas y autocríticas, pero el año escolar no puede seguir a la deriva. Es una responsabilidad de todos mejorar la docencia.