Donald Trump
Por Manuel Mota Castillo
Como diría el celebrado Cuquin Victoria “éste es un país muy especial.” Aunque el candidato del partido Republicano fue encontrado culpable de otro crimen (en USA un “crimen” es cualquier delito que no se considera menor) como el tratar de alterar los resultados de las elecciones en el Estado de Georgia o divulgar secretos de Estado y posesión de ellos sin autorización, podría ser elegido presidente y juramentado en la condición de “privado de libertad,” como dicen ahora en RD cuando alguien está preso.
Aclarado esto, con relación al juicio neoyorquino que ayer culminó con 34 cargos de alterar documentos financieros para defraudar al Estado e influenciar el resultado de las elecciones del 2016, hay mucha tela donde cortar.
Lo primero es desvirtuar la idea de que fue acusado por “tener sexo con una artista de películas porno.” Eso ocurrió, pero no pasa de ser una ofensa a su esposa. El problema surge cuando su abogado y el dueño de un periódico tabloide (National Enquirer) se confabulan para comprar historias que podrían perjudicar la candidatura de Trump y luego no publicar la noticia. Las mujeres (Stormy Daniels y Karen McDougal) firmaron documentos obligándose a no hablar de ello con nadie so pena de pagarle un millón de dólares a Trump y sus representantes. La segunda dama, McDougal es una modelo que posó para la revista Playboy y que tuvo un romance con Trump (él no lo niega) por varios meses.
La divulgación de estos amoríos no hubiese sido un problema político si no estuviesen precedidos por un escándalo mayor: El periódico Wall Street Journal (propiedad del dueño de Fox News) contactó a la vocera de Trump al día siguiente de que se hiciera público un video donde el candidato se ve diciéndole a un reportero que él acostumbra de agarrar a las mujeres por los genitales “porque tu puedes hacerlo cuando eres famoso.”
Cuando John McCain le retiró el apoyo a la candidatura de Trump, y el Presidente de la cámara de diputados canceló un evento donde el candidato era el invitado principal, el pánico se apoderó de la maquinaria política republicana. Ahí fue cuando surgió la idea de traer a David Pecker (dueño de National Enquirer) para que publicara “noticias” prefabricadas contra Marco Rubio (de ser mujeriego y de Ted Cruz (de que su padre cubano fue parte de la conspiración para matar a John Kennedy) al tiempo que sepultaban las informaciones (verdaderas pero negativas) dañinas a Trump.
Algunos analistas políticos entienden que, de haberse divulgado las aventuras sexuales del candidato Republicano, la señora Clinton hubiese ganado las elecciones. Ella sacó 3 millones de votos más que Trump en el conteo general, pero perdió en los “votos electorales.”
Al conocerse la decisión del jurado, los republicanos dicen que éste fue un juicio político, mientras que los demócratas proclaman que triunfó la justicia “porque nadie está por encima de la ley.”
Hoy, Trump apeló la sentencia y los más probable es que pierda la apelación porque la evidencia en documentos firmados por él, más la declaración de su amigo David Pecker fueron abrumadoras. Cualquiera que sea el resultado, esta “telenovela” tiene muchos capítulos por venir.
Manuel Mota Castillo practica psiquiatría en el estado de Florida, USA. En RD fue articulista de los periódicos EL Nacional, El Sol y Ultima Hora en los 70s y 80s.»