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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 3 de abril, 2024.- Se nos pierde la educación. La lucha por mejoras salariales deja a los profesores casi como mercaderes, que no les importa lo más importante de su misión: enseñar. El maestro de hoy es un tecnócrata que trabaja por horas, por tandas y sobre todo por la remuneración.
Sería ilógico e infantil plantear que se de la vocación de antaño, donde el profesor vestía de harapos y pasaba hambre en los bancos del parque de los pueblos, pero mantenía, a pesar de sus miserias, un alto nivel de la enseñanza.
El maestro de ahora tiene necesidades humanas, personales, colectivas y familiares, en base a su trabajo es que debe llenar los huecos. Tiene derecho a una vida digna, y una existencia integra de la honradez y las leyes de su trabajo.
Pero es inaceptable que la principal preocupación del maestro sea el reajuste salarial. Como también es inexplicable que para las autoridades del área educativa el progreso solo se conciba en el desayuno y el almuerzo escolar, y en una construcción circunstancial de aulas.
Lo primero para ambos sectores es mejorar la docencia, elevar la calidad y los conocimientos de los profesores, enseñar a los niños y ser los guías fundamentales de estos, en compañía de los padres con la educación hogareña.
El cuatro por ciento para la educación ha sido un detonante de apetencias personales. De cualquier profesión se quieren meter a educadores., porque los profesores tienen un buen salario, excelente seguro médico, préstamos para casas y carros y una larga secuencia de beneficios.
Los maestros tienen derecho a la protesta en el marco de la ley y el orden, pero cometen excesos. Es intolerable que suspendan la docencia con paros que van dirigidos a ablandar al ministerio de Educación. En ese pleito no se debe victimizar a los estudiantes.
Hay dos factores que obligan a entrar en la línea de la moderación. Son dos finales importantes. Es la parte central y de la campaña electoral, donde cualquier acción de las partes se puede interpretar de corte partidista proselitista, y el cierre del presente año escolar.
En la etapa de las vacaciones hay el tiempo suficiente para dialogar y buscar soluciones, sobre todo tomando en cuenta que las escuelas van a estar cerradas. Los recursos presupuestales están presentes y las posibilidades de aumentos también.
Pero todo en orden. Dejemos atrás la etapa de la quema de gomas y esgrimir garrote contra protestantes. ¡Ay!, se me acabó la tinta.