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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 28 de marzo, 2024.- El próximo torneo electoral tendrá puntos difíciles, pero que deben ser resueltos sobre la marcha. Su principal tarea es crear un ambiente de credibilidad y paz para que el proceso transcurra en calma. Oficialistas y opositores deben estar empeñados por igual en hacer frente a todos los problemas que se generen en el sistema de votaciones.
Desacreditar el proceso solo puede provocar desgano de parte de la comunidad. Eso no quiere decir que se callen las quejas. La Junta Central Electoral está en la obligación, y deber absoluto, de escuchar queda queja, y someterla al plenario.
Poca importancia tiene si las denuncias provienen del gobierno o de la oposición. La credibilidad del proceso está que sea la JCE, o los tribunales encargados, los que reciban y decidan. No se puede dejar el aspecto legal a la turbamulta, y a las pasiones al rojo vivo.
De ahí la importancia de actuar con mucho tino. Las denuncias cuando sean pertinentes, pero con credibilidad, y sin ganas de dañar el sistema. No hay otro camino de por medio que no sea el de los votos. Todos quieren llevar la mayor cantidad de participantes en el compromiso de mayo, dependerá del trabajo que haga cada cual para obtener la boleta con su foto.
El liderazgo partidista siempre debe tener presente que las bases son incontrolables, explosivas, y que lo único que apaga la tea incendiaria es la cabeza fría de los dirigentes. Ya pasó la época de la tierra arrasada y colocar una pañoleta colorá en la punta de los fusiles.
Ya los viejos libros de Mao Tse Tung, con sus tesis filosóficas de que el poder nace del cañón de los fusiles, fue cambiado por los chinos: ahora el poder nace de la chequera, la tarjeta de créditos y las transferencias bancarias.
Los dominicanos hemos vivido procesos electorales tumultuosos, donde en cualquier esquina los contradictores se liaban a los puñetazos, o se escuchaban los disparos. Ese no es el camino. Y al parecer, nadie insufla acciones de tremendismo que pongan en peligro la vida y seguridad personal de los votantes.
La JCE, entrando ya en la etapa final, pero la más dura, de la campaña, tiene que reunirse con los candidatos presidenciales y los lideres políticos y pedirle paz y tranquilidad, que es la única forma de dar credibilidad en la preparación y en los resultados de los comicios. ¡Ay!, se me acabó la tinta.