Cuando Sergio Leone renegó de la meca del cine americano, se hizo acompañar de los mejores actores, fotógrafos, dobles, extras y técnicos de las principales empresas cinematográficas norteamericanas de los años de apogeo de las realizaciones basadas en las historias reales y ficticias del lejano oeste de los Estados Unidos.
Aunque no mucho se ha hablado seriamente sobre los acontecimientos económicos que generaron la emigración del cine de “vaqueros”, se dice que el desarrollo del cine bélico se había saturado de personal de todos los tipos que intervienen en la realización de una película. Desde una simple decoración hasta el uso de fotos ampliadas que simulaban montañas, ríos, bosques, todo dentro de una locación techada de Hollywood.
El cine mudo ya había sucumbido ante el impasible avance hacia la tecnificación del nickelodeon, de la banda sonora, de la introducción de las modernas y que aún prevalecen, lámparas de iluminación electrónicas, el sonido de alta fidelidad, la imagen de mejor definición. Estados Unidos ya estaba saturado de eventos de cine. Había que buscar métodos para abaratar la producción sin menoscabar la calidad escénica y temática del cine.
Sergio Leone apareció como un brillante director, actor, guionista e inversionista en el cine de la Italia de los años sesentas hasta su fallecimiento en 1989, quien fue uno de los más connotados exponentes del llamado spaghetti western, cuyos métodos de realización aun persistían hasta la década de los noventas. Muchas realizaciones cinematográficas, como El Revolver Maldito, tienen influencias de Leone en cuanto a la iluminación ner, la música ligada a la escenografía y la realización escénica.
Como crítico de cine, no quisiera ahondar en perfil escénico de los actores, ya que es sobrada la información de que sólo las actuaciones magistrales e históricas de Clint Eastwood, crean un límite profesional respeto de la mayoría de realizaciones cinematográficas del Oeste Americano filmadas en los Estados Unidos y que se deslindan de las películas filmadas en Italia. Su denominación como “espaguetis” viene del producto mejor valorado en la península itálica: El espagueti que se cocina a diario en familia.
El análisis crítico de la versión italiana o espaguetis western, nos refleja una apreciación más completa del auge del cine como tal, por la utilización más tecnificada de los recursos electrónicos de la época, como el doblaje de voz, casi perfecta, en los demás idiomas a los originales. Ahí intervienen los profesionales del doblaje de voz venezolano, en español latino, con una sincronía perfecta de la voz que simulaban escenas casi reales y bien aceptadas por la mayoría de cinéfilos latinoamericanos.
Desde esos tiempos hacia la era digital, prevalece la perfección de los sonidos, la sincronía fónica, la ambientación escénica relativas a la era y una actuación dramática rayada en lo profesional. Hollywood quedó atrás. Tanto, que las realizaciones del momento, desde 1990 hasta la fecha, muestran una asincronía de voz, de música, ambigüedad escénica, guiones en estado pasivo, actores que se muestran explícitamente como teatreros de la época del comienzo del cine, una muestra del paso de una época a otra.
Les quiero enunciar, que no soy de las personas que buscan, copian, pegan. Las opiniones vertidas son fruto de la experiencia y conocimientos en materia, que determinan la visón sobre el tema que estamos desarrollando. Este mensaje está estrechamente ligado a mis publicaciones en el periódico El Día de los años ochentas y en la Sección Qué Pasa?, del periódico El Nacional de la Republica Dominicana. No representa una copia fiel de la forma de pensar y plasmar de otros críticos de cine.
Por eso, creo firmemente que el cine norteamericano en gran medida se encuentra en estado de coma. Viendo las películas originadas en base a copias de actuaciones y administraciones de las técnicas de los sesentas, me he percatado que las productoras de cine están empleando personal no calificado como actores y directores. Muchas veces, siento vergüenza ajena al ver películas (que ningún crítico de cine va a ver hasta su final) donde los actores arrancan como en los teatros ambulantes del antiguo oeste americano, con tecnicismos y movimientos mecánicos.
La mecanización de los gestos, la falta de empatía con el plató y el ambiente (locación), terminan minando la actuación profesional. A ello se le suman una pobre e inadecuada música y sonidos propios del guion. Aunque es difícil poder decirlo de manera directa, pues, a las grandes corporaciones de medios de comunicación no les es agradable, les digo, que el cine que se produce para la televisión en la actualidad no tiene nada de profesional y se maquilla con esfuerzo de imitar a los actores que han hecho historia en el cine clásico.
Peor aún, es su doblaje al idioma español. Las grandes realizaciones cinematográficas utilizaban la prestación de voces de una destacada empresa de Venezuela que descolló en los años 60s y 70s, que se hacían mediante contratos para ser utilizadas en particular para determinado actor en todas sus películas y documentales. Por eso usted puede oír a Clint Eastwood, Henry Fonda, Terence Hill, Jack Palance, Lee Van Cleef, Claudia Cardinale en una misma voz en todas sus películas dobladas al Español.
Nos vemos en una segunda entrega sobre el tema.
El autor es periodista, ensayista literario, crítico de cine, articulista, residente en Santiago de los Caballeros, República Dominicana.
Carlos Ricardo Fondeur Morontacarlosricardofondeurmoronta@
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