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Por Manuel Hernández Villeta
Santo Domingo, R. D., 12 de octubre, 2023.- En la iglesia católica dominicana hay una lucha de poder. No es un fraccionamiento importante, es la imposición de un grupo emergente, sobre los líderes provenientes del siglo 20.
Esa renovación está enmarcada por el control de la Conferencia del Episcopado Dominicano y de los obispos. Se torna en una iglesia más conservadora, que se refugia en la prédica cristiana y abandona las principalías del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.
Con la virtual retirada del Cardenal López Rodríguez surgen las apetencias y las ambiciones. Se aleja de posiciones de mando a la mayoría de sus seguidores, otros ya están en retiro físico o han muerto.
Para los sacerdotes orientados por López Rodríguez fue un golpe demoledor su alejamiento de las tareas diarias, el fallecimiento de Agripino Núñez Collado y la ausencia física o espiritual de otros.
Lo más reciente es la renuncia del obispo de Baní, Victor Masalles, y el de Santiado Freddy Bretón. Masalles tiene la edad suficiente para seguir predicando y trabajando, por lo que no se justifica ni comprende su renuncia.
Se fue a Barcelona, y retornó de inmediato a la Republica Dominicana, para entrar en una etapa de silencio y observación. Bretón llega a los 75 años, una edad en la que se puede seguir o renunciar. Siempre se deja ese paso al libre albedrío de los obispos.
Las luchas internas en la iglesia católica nunca provocan divisiones. Un grupo se impone al otro, y todo sigue igual. Quedan los depurados sin funciones y esperando mejores días, que a lo mejor se eternizan y no llegan. Lo más importante es que está en juego quien heredará la orden de Cardenal, cuando López Rodríguez se retire de modo oficial.
Aunque los obispos tienen autoridad en sus diócesis, hay un rango superior en el que ocupa el arzobispado de Santo Domingo y controla la Conferencia del Episcopado Dominicano.
En lo teológico, en la interpretación de las escrituras no hay alteraciones, todos son obedientes a los votos, pero en las posiciones a conseguir queda por ver quiénes serán los más osados y los favorecidos por la suerte. ¡Ay!, se me acabó la tinta.