Por: CARLOS RICARDO FONDEUR MORONTA.
Tenía apenas unos pequeños años cuando entendí que mi cantante preferido era Camilo Blanes Cortés, Camilo Sesto. Y que no era sólo un cantor, como muchos del montón. Entenderlo no me conllevó mucho esfuerzo, pues, las vivencias de los años sesentas, setentas, inclusive los años ochentas, lúcidos, esperpentos, de una América llena de dictadores, me hizo comprender la estatura, como tal lo era, altiva, de un cantante pueblerino.
Camilo Sesto era un hombre decidido a lograr las entrañables encomiendas que la vida misma le había deparado. Sin importar los tétricos escenarios donde el destino le había obligado a demostrar su fidelidad a la inmensa masa humana que representaba su verdadera estirpe, el cantante de Alcoy, ya no era de España. Era del mundo.
Los grandes exponentes de las artes son universales.
Camilo Sesto no era de aquellos cantores que agachaban la mirada para componerse con las castas políticas que en sus tiempos de juventud avanzaban avasallantes sobre las formas y derechos de los ciudadanos. Y los tachada como “cantantes de Agachadas”
Escuchar desde una simple radio de tubos al vacío, como los famosos General Electric de los años sesentas, a aquel luminoso ser, casi siempre obligados a ver vestido de negro, que a la par veíamos en los RCA Víctor, Hitachi, Zénit y otros tantos aparatos de televisión de la época, era un privilegio puro que la vida misma nos había guardado para recuerdo eterno de una vivencia que sólo los de ésos tiempo podemos recordar.
Muchos han querido demonizar al cantante eterno de nuestras épocas románticas. No lo podrán lograr, pues, Camilo Sesto es y será la expresión de todos los sentimientos y de todas las épocas, todo en una sola toma, de lo que en realidad es el desarrollo artístico vocal y dramático a la vez, de todos los tiempos de la vida humana hasta el presente.
Aunque trato, de acuerdo con la sinceridad y sencillez que me caracteriza, no inflar la importancia de Camilo Sesto en el ámbito del arte musical universal, la historia se encuentra ahí, a expensas de verificarse de manera individual, buscando en su arsenal musical la verdadera calidad de su contenido.
Camilo, que no era un cesto para albergar rencores sociales ni ideologías apócrifas, fue aquel cantante español de los españoles de afuera, que logró escabullirse entre las botas sangrientas del régimen tiránico de Augusto Pinochet, y cantó, cuan gorrión, y le estrujó en su propia cara el derecho de cantar de acuerdo con su real convicción política.
Entre sus ocurrencias, lo que más me llamó la atención fue su atrevimiento de cantar en el mismo Palacio de La Moneda, de Santiago del Chile, ya asesinado el Presidente Salvador Allende y otros miles propios de las atrocidades cometidas contra el pueblo chileno, como el cantante Víctor Jara en el Estadio de la ciudad capital, y, más tarde, de la muerte del Poeta Nacional de Chile y universal, Pablo Neruda.
Lo de Neruda es enorme, como el altísimo Mont Everett, cuán enorme fue su muerte en la solitaria Isla Negra. Camilo Sesto sufrió todas esas vejaciones y hasta fue vejado en América Latina sin ver la necesidad de su emergencia ideológica y sentimental. Matilde Urrutia, esposa de Neruda, hasta el día de su muerte sentimental, sintió que Camilo Sesto era un amigo verdadero de la democracia de Chile.
Una de las visiones del enorme cantante, que era Camilo, fue la misma canción que pudo cantar frente al dictador Pinochet y que logró obligar a que se introdujera en el repertorio la canción “Si se Calla el Cantor”, la canción que para siempre seria el icono, quiérase o no, de la lucha por la consecución de los derechos perentorios de la necesidad de la aplicación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La versión que se tiene de Camilo Sesto, de sus preferencias sexuales, no necesariamente es la visión universal de su cualidad artística, ni humana. Camilo, es el centro real de la calidad universal de la canción popular. Y para presentar de manera explícita la calidad intelectual de ése gran artista, les invito a que lean la canción “Si se Calla el Cantor”, en la web. Vídeos de camilo sesto si se calla el cantor
El autor reside en Santiago de los Caballeros, República Dominicana
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Mi celular es 829-894-8727 y las observaciones son pertinentes a la visión del medio. Mis escritos e historia pueden visualizarse en el buscador de Google como Carlos Ricardo Fondeur Moronta. Soy de la familia Fondeur y Moronta del centro histórico de Santiago.
Carlos Ricardo Fondeur Morontacarlosricardofondeurmoronta@