Por Manuel Hernández Villeta
Lo único que puede prevenir el estallido de enfrentamientos sociales, es la lucha sin tregua y sin pausa contra la miseria. El abandono en la total marginalidad, es un ariete que impulsa a la gente a buscar mejores condiciones de vida, aún a costa de la existencia.
No se trata ahora de cambios de sistema, como era a principios del siglo XX, sino de una acción para poder continuar vivo. El acorralamiento de la miseria provoca la desaparición de millones de personas en todo el mundo.
La lucha contra la pobreza debe prevenir con una masiva creación de empleos, o de formas en que a una persona se le garantice un trabajo para que pueda conseguir los recursos para sostenerse.
En el mundo desarrollado y en las blandengues naciones del tercer mundo hay un desempleo creciente, sobre todo de la mano de obra pobremente calificada. Siempre ha existido esa brecha entre los que pueden vender su fuerza ocupacional, y los que no encuentran quien los ocupe.
Hoy, la tecnificación y la alta tecnologìa coloca contra la pared a millones de personas que son analfabetas, o simplemente pueden distinguir sus nombres escritos. Para esa masa de indigentes, no hay futuro.
Trabajo, comida, educación, salud y techo, debe ser el glosario para prevenir la ira de los desamparados. Es la carne de cañón, que por su desesperación, origina cambios en la historia, de los cuales nunca se puede beneficiar ni directa ni indirectamente.
La igualda, fraternidad y solidaridad de la revolución francesa se hizo a expensas de las desgracias de los que no podían comprar el pan de harina, y se morían de hambre.
Pero el disfrute pleno de la revolución fue para los políticos, los intelectuales, los militares y los que siendo de la monarquía cambiaron de traje antes de que la guillotina se los llevara.
Pero en el siglo XXI es posible que se haga una labor de prevención, en torno a cuales son las reales prioridades de los humildes, e ir en su auxilio.
Es poca cosa, que se puede solucionar sin poner en peligro los grandes intereses económicos del sistema. Dar de comer a los jodidos puede ser hasta un buen negocio, porque alguien tiene que pagar por los alimentos que alegadamente se entregan gratis.
Fortalecer los programas de salud tambien es vital, porque ello evitaría que la poblaciòn sea diezmada por terribles epidemias, o que cuando una persona vaya a un hospital, no se le deje morir en los bancos de espera, porque no hay médicos ni medicinas.
Estamos en la República Dominicana iniciando programas de lucha contra la pobreza, que tienen que ser seguidos con interés. Lo principal lo constituye la lucha férrea para eliminar el analfabetismo.
2012-09-14 03:46:14
