Opiniones

A Pleno Sol Hambre y riquezas

Por Manuel Hernández Villeta

El único paradigma aceptable para el desarrollo de América Latina, es que se de una equitativa distribución de las riquezas. Estamos ante un sistema cansado, que no entra en renovación, y que por el contrario en su forma de producir riquezas, retroalimenta márgenes del pasado.

Se ha dado riqueza en estos países latinoamericanos, y la República Dominicana en particular, pero no se toca las fibras de las mayorías nacionales. Solo sirve para atesorar a un puñado de ricos, mientras aumenta el hambre, la miseria y la desesperación social.

El únicio cambio aceptable es que la riqueza tenga contenido social, y sirva al desarrollo de todo el pueblo. Si no es así, todo movimiento económico será para impulsar a una casta social, mientras que los aportadores de mano de obra no pasarán de bueyes de carga.

Es necesaria la integración regional, la inversión y la promoción de la cooperación, pero habría que preguntar para beneficio de quién. El crecimiento que dan los fríos cuadros estadísticos no ha logrado salvar de la miseria a estos pueblos, por lo que también se debe poner en el pandero cambios de la distribución de riquezas.

Al caer la etapa de las ideologías, se abre el camino de la concertación, de la búsqueda de un mundo mejor con un capitalismo humano, aunque lo ideal sería el capitalismo de Estado. Inclusive, ya Lenin lo planteó, cuando veía que era difícil imponer un socialismo en la vieja Unión Soviética.

El estado puede que no sea necesario para invertir y manejar la producción, pero si en la supervisión y fijar las reglas de juego del proceso económico. Casi todos los Estados latinoamericanos han fracasado en que son cobardes en aplicar reglas de juego, donde se plantee llevar la comida, la salud, la educación y el derecho a la vida de los indigentes.

La pobreza de América Latina, ayer y hoy, y ojala no en el futuro, se sustenta sobre la miseria de sus grandes mayorías. El desarrollo tiene varis caras, tiene varios niveles, por lo que es necesario fijar un nuevo modelo, que debe llegar en base a la concertación, el diálogo y el entendimiento, y no de las pobladas.

La estabilidad política no solo se logra con el entendimiento de los hombres de saco y corbata y las damas empresarias, sino en escuchar la voz y los quejidos de los pies sucios, los pata por suelo, los hijos de nadie.

América Latina necesita renovacion en su forma de repartir riquezas, antes de que se produzcan pobladas sociales.

2014-04-09 04:49:36