Por Manuel Hernández Villeta
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados ?ACNUR- es una institución que goza de prestigio mundial. Su lucha a favor de los excluidos por guerras, desastres naturales, hambrunas y otros factores, merece reconocimiento.
Pero las instituciones en muchas ocasiones cometen fallos. Su línea programática va apegada a los deseos y exigencias de las grandes potencias, que tienen su agenda particular, y sus beneficios bien trazados.
La ACNUR en la República Dominicana tiene una misión injerencista. Trata de normar el comportamiento nacional en lo que se refiere a los migrantes haitianos ilegales. No hay justificación para la forma en que la ACNUR presenta la idea de que aquí se violan los derechos humanos de los nativos del otro lado del masacre.
Sin embargo, a pesar de sus tremendismos, la ACNUR debe seguir trabajando en la República Dominicana. Su accionar no debe estar lidereado hacia una política de violar aspectos de soberanía y patriotismo dominicano, sino que tiene que ir en auxilio de los migrantes que lo soliciten.
Por demas hay leyes nacionales que se tienen que aplicar, y la ACNUR puede sugerir y opinar, pero carece de las fuerzas legales suficientes para imponer resoluciones en este país. Ya en Haití, hay una fueza militar dirigida por las Naciones Unidas, donde desde el gobierno hasta el orden público, deben pasar por su aprobación.
La ACNUR puede seguir aquí, pero si tiene que ser rechazada la presencia de su representante local, Gonzalo Alvarez Llosa. Este es un funcionario irrespetuoso, que al parecer no le tiene respeto a las instituciones dominicanas, y lo mejor es que se vaya del país.
Pero hay que diferenciar, la ACNUR como institución da un servicio, aunque debe moderar su línea de estrujar las fibras patrióticas nacionales, pero Vargas Llosa luce prepotente, más inclinado a favorecer a los haitianos y burlador de tradiciones dominicanas.
Sin embargo, no se puede dejar de ver la verdad. La injerencia de la ACNUR y Vargas Llosa es debido a las debilidades de las instituciones dominicanas. Si en el país existieran instituciones fuertes y representativas, sería casi imposible que aparezcan extranjeros impertinentes, tratando de atropellarnos.-
Las instituciones dominicanas son de cartón, y son muchos los líderes políticos, económicos y sociales que viven arrodillados frente al poder exudado por las grandes potencias. A estos señores les importa poco la nacionalidad dominicana, y sólo piensan estar bien con Estados Unidos y los Europeos.
Es hora de levantar las fibras patrióticas nacionales, y pedir el rechazo de la política de la ACNUR y que Vargas Llosa se vaya del país.
2014-09-29 04:32:53