Por Manuel Hernández Villeta
Los tucanos desde el primer momento presentaron el perfil de una maniobra complicada. El gasto estaba por encima de las necesidades nacionales, y se buscó establecer una tecnología por la cual no teníamos con que pagar, porque careciamos de los fondos a mano.
Desde un primer momento se hicieron conjeturas, que nunca fueron aclaradas. Ahora se esta realizando una investigación nacional e internacional, y queda esperar a ver que trae el escándalo de los tucanos.
Por sus implicaciones de ser un instrumento de lucha contra las drogas, es de seguro que esa investigación se realizará en los Estados Unidos, Brasil y desde luego la República Dominicana. Aquí es donde se debe dar mayor importancia a que los hechos queden claros.
Hasta el momento nadie a dado nombres. Sin embargo, la investigación ya fue confirmada por el embajador de los Estados Unidos, por lo que es de esperar que no sea archivada.
Sin embargo, a pesar de la importancia del tema, cualquier investigación debe ser hecha con rapidez. Cuando no se dan nombres, todos quedan enlodados. El culpable, y los que no, por eso el caso tiene que ser esclarecido.
Y sobre todo, porque si se aceptó un soborno en estas compras, quiere decir que en los corruptos estaba bien clara la idea de que no era necesario comprar estos aviones, para vigilar el cielo dominicano, y facilitar la detención de los narco-traficantes.
Son pocas las operaciones que se han desarrollado con el respaldo de los tucanos, muchos dirán que ninguna, por lo que el tiempo da la razón a los que desde un principio se opusieron a esta compra. Ahora, lo que manda el tiempo presente es que haya una investigación objetiva, imparcial y dentro del marco de la ley.
No se puede caer en las garras de políticos que piensan que el tema de la corrupción los catapultará al Palacio Nacional. Si hay una investigación, donde no han sido señalados culpables, es extemporáneo estar mandado a la justicia expedientes sin fundamento.
Eso si, este será uno de los temas pre-electorales de mayor trascendencia. El rumor público es un tremendismo que señala culpables, por simple pasión política, y en otras de forma extraoficial pone el dedo en la llagas de los culpables.
Lo que no puede ser, es que haya culpables que burlen a la ley. Si alguien aceptó soborno para autorizar estas compras, debe ser sometido a la justicia. La fragilidad de la justicia dominicana es ancestral, y su poca verticalidad en muchas ocasiones permite que los culpables se burlen del pueblo, exhibiendo sus riquezas mal habidas sin la correspondiente sanción.
Investigación a fondo, y si hay pruebas, castigo ejemplar. Ningún acto de corrupción debe quedar sin sanción. Que se de a conocer la investigación paso a paso, para evitar apañamientos.
2014-10-01 05:07:26