EL TIRO RAPIDO
MARIO RIVADULLA
Más complejo y trascendental que la controversial Ley de Regularización y Nacionalización en proceso de ejecución, las presiones que le ha generado a su gobierno el caso de Loma Miranda o cualquier otro reto que pueda presentársele en el resto de su mandato, posiblemente resulte para el Presidente Danilo Medina el hecho de tener que adoptar una decisión definida y definitiva sobre la posibilidad de tratar de reelegirse.
Desde antes que el tema cobrara relevancia política y mediática, ya el mandatario había hecho profesión de fe de que no intentaría continuar en el poder más allá del 16 de Agosto del 2016. Su categórica y reiterada negativa pareció frenar en seco los avances pioneros en ese sentido por parte de uno de sus más fieles seguidores: el licenciado Gedeón Santos, presidente de INDOTEL.
Sin embargo, los increíblemente reiterados, consistentes y extraordinarios resultados que han estado arrojando las distintas encuestas sobre las elevadas tasas de aceptación del Presidente Medina, con cifras sin precedentes que lo colocan como el Presidente con más respaldo en todo el Continente, pese a haber ya cumplido los dos primeros años de su gestión, han oxigenado la campaña reeleccionista que ahora cobra nuevos bríos y mayor amplitud.
El propio Presidente Medina, durante el reciente encuentro que sostuvo con los reporteros de los medios de comunicación que cubren la fuente palaciega en la que abordó los más variados temas a visera descubierta, al ser preguntado sobre la reelección, a diferencia de las ocasiones anteriores evadió en esta oportunidad ofrecer la misma respuesta categórica, afirmando que lo haría en su momento. Esta declaración abrió brecha para especular sobre la posibilidad de que el mandatario cambie de parecer y opte por aspirar nuevamente a la Primera Magistratura.
Presentarse como candidato a la reelección, con varios aspirantes al cargo dentro de su propia parcela, exigiría un acuerdo de partido a fin de obtener el consenso militante de que siempre ha hecho gala la agrupación morada, para modificar la Constitución. Y aunque el PLD, por sí solo no dispone de la suficiente cantidad de votos para lograrlo, el faltante que requiere es tan reducido, que queda más allá de toda duda que no le costaría mucho trabajo agenciarse la diferencia.
Ahora bien, el principal si no único argumento para ese paso, es que la victoria del PLD estaría sobradamente asegurada con la presencia de Danilo Medina en la boleta en base al respaldo popular que ha venido recibiendo y de valor agregado la ausencia de una oposición coherente y organizada con capacidad para disputarle el poder.
Pero…¿debe ser esta razón válida para modificar una Constitución que respondió a un laborioso y prolongado proceso de consulta popular y trabajo congresual, que apenas tiene una vida vigente de cinco años y que se nos ofreció como un instrumento de estabilidad institucional y consolidación democrática? ¿Debe seguir siendo la Carta Magna, un simple «pedazo de papel» como en determinado momento la calificó el finado Presidente Joaquín Balaguer, con su integridad sometida a intereses y conveniencias personales y partidarias, propia no de ese país de que habló nuestro Presidente en su reciente discurso ante la ONU sino penosa expresión de una maltrecha caricatura tercermundista?
Ese es el gran dilema que deberá enfrentar Danilo Medina en un futuro no lejano: rendirse a las presiones continuistas de sus seguidores o a los dictados de su conciencia; escoger entre casarse con el poder o casarse con la historia.
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2014-10-01 05:16:50
