Por Manuel Hernández Villeta
Comandante, 47 años después la América Morena sigue sumida en su misma miseria, con sus mismos enemigos, y con el futuro cerrado. Los ideales se han marchitado, y nuevas formas de gobierno han surgido.
El idealismo de una sóla clase para gobernar, se quedó atrás. Hoy hay la simbiosis de capitalismo de Estado. En la Quebrada del Churo era la lucha de los más pobres, de los desamparados, pero eso hace casi 50 años.
Poco cambió América Latina de aquella que conociste en tu viaje en Motocicleta. Tierra plagada de hambre, de miseria, de represiones, de intolerancia, de burlas a la soberanía nacional.
Surgieron gobiernos con tintes de izquierda, pero no la tuya, esa murió en Bolivia. Desapareció en esas montañas, que en su momento no supieron defender tus ideas, y que fueron impotentes a emitir un grito solidario en tu sacrificio.
Como todos los hombres que mueren jóvenes, y en capacidad de lucha, te convertiste en mito. Pero tu preferías, creo al leer tu diario, ser ejemplo y tesón, antes que la cara de una franela en una protesta del Central Park.
Fue la última acción del foquismo, de una revolución dentro de la revolución, que desde el principio fue condenada al fracaso. Talvez ayer, los errores eran imposibles de ver, pero hoy, se palpa que era una químera llevar la revolución a muchas tierras, con un puñado de hombres tomando las armas.
De ti no hay que tomar ese foquismo fracasado y derrotado, sino los ideales del hombre nuevo. De acabar con la miseria, de que la tierra sea del que la trabaja, que el capital esté al servicio del ser humano, y que se respete la dignidad y el derecho a la libertad de todos.
Africa, donde luchaste por su independencia, vive entre la anarquía, las dictaduras, la corrupción y la ingerencia extranjera. Es lo mismo de América. Solo han cambiado los rostros y los nombres, pero poco se ha convertido en pasos hacia el progreso.
Muchos hablan de los años perdidos, para la juventud de los sesenta y setenta. Si estuvieras vivo, estarías en la tercera edad. Listo para el Adios por los desgastes naturales, pero tomastes el camino que consideraste más correcto y ahí terminaste en la etapa fisica.
Chávez convirtió los mitos en realidades, pero abandono la carrera antes de tiempo. Sacó a Bolivar de las frías letras de imprenta y su pensamiento comenzó a convertirlo en realidad. Allí podían estar también el tullo, hombe de ideas internacionalistas, que veía a la América como su Patria grande.
Casi 50 años y hemos avanzado, pero al ver la pobreza y la miseria, hay que pensar que los ideales latinoamericanos todavía están en los anaqueles de las librerías y entre las tazas de café de los revolucionarios de tertulias. Necesario es que salgan a la calle y caminen de nuevo.
2014-10-09 06:34:18