Por Manuel Hernández Villeta
Haití es casi una nación ficticia, neo-nata. Figura en los libros de texto y en la historia, pero en la praxis, hoy, es una ficción. Haití no tiene nada, está en el fondo de un abismo y las grandes potencias parecería que la quieren ahogar y no salvar.
Las Naciones Unidas con su fuerza de paz llegó a Haití en plan interventor, aunque fuera con buenas intenciones, y desmanteló a su ejército y a la policía. Siempre esos guardias haitianos fueron represivos, y la policía intolerante, pero eran lo que tenía para su seguridad.
El Consejo de Seguridad parece que ya está cansado de invertir en Haití, y nuevamente esa crisis interna la quiera echar sobre los hombros de la República Dominicana. Se amplía el mandato de la fuerza de paz, pero se reduce su presuspuesto y el número de efectivos.
Sin guardias ni policías nadie garantiza el orden en Haití, y en el caos es posible que miles traten de encontrar refugio ilegal en el país. Las potencias juegan un ajedrez difícil, donde todas las movidas van dirigidas a que la solución del caos haitiano sea un problema de ambos países.
Y no es así. La Repúiblica Dominicana es libre y soberana y no tiene nada que ver con la suerte de Haití. Si el descontrol lo ocasionaron las grandes potencias, que sean ellas las que encuentren soluciones, sin lesionar a este país.
La reducción de la fuerza de paz de las Naciones Unidas lanza a Haití a una etapa de caos social, desborde de los controles sanitarios y una emigración ilegal masiva hacia la República Dominicana.
Haití se encuentra en un colapso de sus instituciones, sin guardias, sin policías, sin justicia, sin servicios sanitarios, sin cárceles, por lo reducir la fuerza de paz es sencillamente avivar futuras luchas instestinas.
Al Ministerio de Defensa dominicano le toca mantenerse alerta, duplicar el número de efectivos en la frontera, para evitar que haitianos que salgan de allí despavoridos por el caos social y las enfermedades, penetren en forma ilegal a República Dominicana.
Un desorden mayúsculo, en el plano social y político en Haití, afectará directamente a la República Dominicana, al igual que la penetración de enfermedades infecto-contagiosas, como el ébola y el cólera. Hay que estar en alerta máxima.
2014-10-16 04:50:56