Nadie se puede autoatribuir la facultad de permitir o no que los demás ejerzan su derecho a expresarse, donde y cuando le venga en ganas, en el marco de la decencia y las buenas costumbres, sin que con ello violente ?precisamente- la libertad individual y constituya una provocación. El presidente Leonel Fernández no ha sido despojado de sus derechos cívicos y es un líder que ejerce con decencia la política, por lo que es una acción provocadora, irracional, de resentidos y envidiosos, eso de convocar a una supuesta «parada cívica» en los alrededores de un lugar donde él será figura principal hoy de un evento organizado por el Grupo Estratégico Empresarial, una conjunción de voluntades privadas por un escenario que sirva para la discusión de los grandes temas nacionales de actualidad. Sería cierto que los convocantes a la supuesta «parada cívica» también están en el ejercicio de su derecho a no estar de acuerdo con Fernández, pero el conocimiento de reportes de inteligencia que hablan de los reales propósitos y fines non santus que procuran los organizadores de esa «parada» nos muestran el monstruo delincuencial que asoma en esa acción, castigado en nuestro Código Procesal Penal con prisión hasta por 4 décadas. Si lo que buscan los organizadores de esa demostración es generar hechos de los que después todos nos lamentaremos porque los afectados, generalmente, son inocentes, ya se conocen sus intenciones y si es cierto que hay gente del propio PLD, de la que adversa al presidente Fernández, en esta maniobra, habrá que concluir en que es verdad lo que me dijo un alto dirigente del partido morado, miembro del poderoso CP, al expresarme «No solamente es el maestro Juan Bosch que hace falta. Cuánta falta hace el fenecido compañero Cheché Luna, quien habría resuelto eso con los métodos revolucionarios más convincentes, y en la seguridad de que no se volverían a repetir porque los organizadores de esa parada hubiesen conocido muy bien lo que es canela de la fina». ¡Je, je, je..!
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2014-11-05 06:02:52