Por Manuel Hernández Villeta
Es un error imperdonable que la República Dominicana abandone los foros internacionales. Pueden darse condenas y presiones, pero ello no justifica abandonar el barco y hacerse el gracioso en el plano local. La política internacional dominicana tiene que ser reforzada, para que se escuche la voz nacional en cada cónclave, en cada debate mundial.
En el tema de la migración haitiana ilegal estamos con las manos atadas con esposas de acero. La República Dominicana carece de posicionamiento internacional en esta lucha. Sólo se da el respaldo de organizaciones locales establecidas en el país, pero hacia el exterior, todo está en nebulosa.
Por el contrario los haitianos tienen a fuertes y sólidos aliados internacionales. Su presidente acaba de concluir una gira por las más poderosas naciones europeas, siendo recibido como un gran estadista por presidentes, primeros ministros de Francia e Italia, y la cánciller alemana.
Aparte de que los llamados liberales norteamericanos se inclinan y son el principal soporte para los haitianos. Es el caso de los Clinton y Carter.
El peor paso que da la República Dominicana es abandonar la Corte Intermericana de los Derechos Humanos. Se abandona un foro en el que nunca se fue a debatir y a defender la causa nacional. El derecho constitucional nacional está por encima de los dictados de ese tribunal, y para rechazar una sentencia y proseguir la lucha, no es necesario abandonar un escaño.
El país luce débil, blandengue, zarandeado, cuando se trata de polémicas internacionales sobre la migración haitiana, pero es que no se envía a ningùn expositor, no se lucha en esas trincheras. ¿Qué está pasando?.
Hay una línea de las grandes potencias de unificar política y económicamente a la isla. Muchos nacionalistas de viejo y nuevo cuño luchan contra esa acción en el territorio nacional, pero ninguno levanta su voz en el exterior. Hay muchos intelectuales que cobran en el gobierno sin hacer nada, por lo que a esos contertulios de finos vinos y capuchino se les debe asignar el trabajo de defender el país en los foros mundiales.
Las ideas se combaten en base a las ideas. No es la política un juego de pelota donde se gana o se pierde. En el terreno ideológico se expone y se aclaran los puntos. Lo demás pertenece a coyunturas y al peso de la historia.
Estamos cercando al país, con una política del silencio, de salir por la puerta trasera de los foros internacionales, de ser incapaces de llevar nuestras ideas al corazón de europa, donde los haitianos se mueven como en el patio de sus casas.
Si no cambiamos los objetivos y la forma de lucha, vamos a perder este combate.
2014-11-06 04:01:04