EL TIRO RAPIDO
Mario Rivadulla
Al participar en el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicación Corripio, el Procurador General de la República abordó distintos temas de sumo interés tanto en el accionar de su despacho como en el ámbito de la Justicia. Importante repasar, aún sea en forma abreviada, su visión sobre algunos de los temas de mayor significación.
Comencemos por el tráfico de drogas, uno de los más graves problemas que confrontamos. En este sentido, el doctor Francisco Domínguez Brito identifica a las bandas comandadas respectivamente por Winston Rizik, preso en La Victoria y Pascual Cabrera, quien sigue prófugo, como las más peligrosas y como los de mayor poder, los correspondientes carteles que operaban. Ambas son vinculadas al sangriento asalto y frustrada fuga que tuvo como escenario la cárcel de Najayo. Un tercer elemento señalado por el Procurador General como de gran incidencia en el tráfico de estupefacientes es Pascual Cordero, alias El Chino, quien tampoco ha podido ser apresado hasta el presente.
Sobre este mismo tema, el jefe de los fiscales dominicanos sostiene que la mayoría de los sicarios utilizados por los narcotraficantes han sido reclutados entre antiguos agentes policiales, conocidos como «gatillos alegres», dados de baja por la comisión de reiterados crímenes y hechos delictivos. Una afirmación que sin duda alguna dará que hablar en los próximos días, es cuando señala que jefes policiales utilizan estos «gatillos alegres» para dar muerte a delincuentes en los frecuentes y desacreditados «intercambios de disparos» y de esta forma los van convirtiendo en auténticos monstruos que luego derivan hacia el mundo del crimen.
Siguiendo en esta misma línea, Domínguez Brito entiende que el consumo de drogas debe ser enfrentado por el Estado como un tema de salud más que penal, considerando al adicto como un enfermo y no como un delincuente. Al respecto, aboga porque sean dotadas de mayores recursos las entidades que trabajan con la prevención del consumo y la rehabilitación de los usuarios. No obstante, advierte que esta posición no debe confundirse con una actitud de tolerancia hacia el narcotráfico que todo lo permea y daña.
El tema de la Reforma Carcelaria también fue enfocado por el alto funcionario fiscal. Iniciado una década atrás, para culminarlo se requiere una inversión no inferior a 3 mil 500 millones de pesos. Al presente, el sistema cuenta con 40 recintos superpoblados que albergan unos 27 mil reclusos, a los cuales se adiciona un promedio de mil anualmente.
Pero, sin dudas, el señalamiento de mayor contundencia en el curso del encuentro y que puede considerarse como eje esencial de una Justicia efectiva, funcional y eficaz es cuando advirtió que sin un régimen de consecuencias no es posible imponer el orden en la sociedad. Más claro: la impunidad es el factor más corrosivo que atenta contra el imperio de la ley y la normal convivencia. Es el régimen de consecuencias el que marca la diferencia entre las naciones progresistas, con bajos índices de criminalidad y corrupción, donde cada quien tiene que asumir la responsabilidad de sus actos, sin importar su condición social, poder económico ni posición política y aquellas otras, donde priman el desorden y la continua burla a la justicia basados en el abolengo social, la fortuna o la influencia política.
Por desgracia, este todavía es nuestro caso.
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2014-11-09 03:18:10