Opiniones

A Pleno Sol Înjerencia embajador

Por Manuel Hernández Villeta

Las grandes potencias en muchas ocasiones no tienen el mínimo respeto a los países pequeños. La solidaridad es inexistente cuando se trata a los pobres como si fueran miembros de naciones bananeras, sin ideas, sin constitución, sin país, sin nada.

Pero cada país, cada república es dueña de sus decisiones y de su camino a seguir. La República Dominicana es libre, soberana e independiente, y en su lucha por esas libertades, que muchos manejan como papel de sanitario, ofrendó su sangre y sus vidas.

Hoy la injerencia política sigue siendo un tema delicado. Es tan odioso como cuando era militar, y los marines tenían a su cargo jugar a la guerra sucia, interviniendo al país que consideraban que no se alineaba en sus designios.

Para los dominicanos, las injerencias han sido dolorosas. Sobre todo y desde el sigo XX las de los Estados Unidos, o mejor dicho, de los gobiernos nortemericanos. El pueblo de los Estados Unidos es solidario, fraternal y la mayoría de sus ciudadanos de a pie siempre están a favor de que se respete la institucionalidad en cada país.

Pero la intervención norteamericana ahora llega a través de su embajador. Es un atropello a la dignidad nacional que el embajador Norteamericano desde un centro donde se administra justicia en la República Dominicana vaya a fijar posición sobre procedimientos y normas a seguir.

No es competencia del embajador norteamericano los asuntos internos de nuestro país. El está aquí para representar los intereses de los Estados Unidos en la República Dominicana, no para ser un capataz colonial. Los dominicanos tenemos todo el derecho de fijar posiciones sobre los temas que nos de la gana, pero esa no es una atribución del visitante norteamericano.

Si en la República Dominicana hay una corrupción privada, pública, empresarial o universitaria, es un tema que tiene que ser enfrentado por los dominicanos. El embajador norteamericano luce prepotente cuando hace un alarde de todo su poderío y se lo estruja en la cara a los dominicanos.

En su política exterior los Estados Unidos no pueden dar ejemplo de nada. La corrupción ha llegado a muchos de los países en desarrollo llevada a cabo por su línea política; los dictadores fueron apoyados por su dinero y su ejército y los crímenes selectivos de políticos y hasta presidentes, también fue parte de decisiones de organismos especiales norteamericanos, como han demostrado documentos desclasificados en el Congreso Norteamericano.

Respetamos al pueblo norteamericano, pero que su embajador tenga el mismo respeto con el Pueblo Dominicano.

2014-11-11 04:23:55