Por Manuel Hernández Villeta
Los cientos de miles de usuarios del transporte de pasajeros necesitan protección. Están desamparados, porque los choferes de carros y de guaguas carecen de las instrucciones suficientes para poder mantener un servicio público.
Un lastre que viene desde hace muchos años, cuando los sindicatos de choferes se convirtieron en punta de lanza contra el gobierno de Balaguer, y desde entonces todos los gobiernos los han utiliza en demagogia y compra de tranquilidad.
Ya no hay sindicatos de choferes que respondan a la lucha contra un gobierno de fuerza, negador de los derechos humanos, lo que existe ahora mismo es un servicio público, un comercio, que es de vital importancia para atender las necesidades de la ciudadanía.
En consecuencia, lo que se necesita de modo urgente es que el estado dominicano cumpla con su papel regular del tránsito, y no deje este importante renglón de la vida nacional sin protección y en las garras de muchos choferes que son totalmente desalmados.
Si el gobierno demuestra falta de autoridad, no será posible que se controle el desorden que impera en las rutas de carros y de guaguas. Nadie sabe la extensión de las rutas, cuánto se cobra, o lo más sencillo si no sufrirá un accidente, por la imprudencia de los conductores.
No es problema de sindicatos de choferes y de gobierno. Es problema comercial, que se debe discutir a fondo entre el gobierno y los comerciantes que tienen las rutas de concho en guaguas y carros. Ese es un negocio, donde el que menos beneficios recibe es quien lo mantiene; el usuario.
Hay que comenzar a discutir sobre fijar un precio en los pasajes que esté determinado por los kilómetros que recorre una ruta. En las guaguas se debe fijar el máximo de pasajeros que se monten, y algo importnte, que se establezcan paradas.
Los temas a discusión no se deben llevar en base a enfrentamientos, a prepotencia, a descortesías, sino sentar las bases para que opere un aténtico transporte urbano en la República Dominicana. El primer tema de la agenda tiene que ser la reducción en el precio del pasaje, pero luego, que haya pantalones para mantenerlo.
Los choferes y cobradores son gente del pueblo, sus familiares viajan en guaguas y carros donde corren la misma suerte de los otros pasajeros, por lo tanto ellos deben ser los primeros interesados en que se imponga orden y respeto en esta actividad.
Mejoremos las condiciones de vida de los usuarios de carros y guaguas públicos.
2014-11-13 23:25:02