Por Manuel Hernández Villeta
El Partido de la Liberación Dominicana se encuentra en la encrucijada del poder. Tiene que saber lidiar con sus demonios, o lo perderá todo. Los movimientos del grupo morado tienen que ser mediante la concertación y el diálogo, no en la prepotencia o los deseos de grandeza.
El PLD enfrenta el grave problema de todo partido político donde la fuerza la tienen dos líderes. Es un poder que obligatoriamente tiene que ser compartido. Cada uno tiene la mitad, y no se pueden tomar medidas unilaterales, salvo que se busque la profundización de rasgaduras internas.
La única medicina preventiva que se puede aplicar en el seno peledeista es que se mantenga la concertación y la división de áreas de poder entre Leonel Fernández y Danilo Medina. Los que figuran como pre-aspirantes a la candidatura presidencial, no pasan de ser figuras mediáticas en busca de posesionar sus nombres.
La masiva campaña a favor de la reelección, lanza sobre el espectro político dominicano la idea del continuismo. Nadie desde el poder se coloca con una linea de repostulación, si al menos no ve una brecha abierta, y un dejar pasar.
Pero la reelección en un partido donde no hay un liderazgo unilateral sólido tiene que ir en medio de la concertación, y repartir el poder que se piensa mantener. Sólo, nadie tiene fuerzas para triunfar.
Es todavía temprano para poder vislumbrar si habrá un intento reeleccionista, o se Leonel tratará de volver al gobierno. Lo que si está claro es que sin unidad interna el PLD no podría lograr ningùn objetivo. Un candidato que no sea Danilo o Leonel sólo será posible si cuenta con el padrinazgo de los dos dirigentes.
El PLD no puede jugar a la división del Partido Revolucionario Dominicano, para considerar que tiene en sus manos un próximo triunfo electoral. En el PRD hay división de dirigentes y figuras emblemáticas, pero no de las masas.
Los grandes sectores perredeistas van a apoyar al candidato que crean tiene más posibilidades de ganar las venideras elecciones, sea Miguel Vargas Maldonado, Hipólito Mejía o Luis Abinader. La reunificación perredeista se dará en las bases, y los dirigentes que carezcan de fuerzas serán abandonados.
Cierto que ningùn partido tiene en su frente interno toda la fuerza necesaria para ganar unas elecciones, pero es mortal vender la idea de la división, de prepotencias, y no de buscar la concertación para mantener la fuerza de dos liderazgos que tienen la misma capacidad de fuerza.
2014-12-03 00:34:51