Manuel Díaz Aponte
El nivel de algarabía con que el pueblo dominicano ha recibido la feliz elección de Pedro Martínez al Salón de la Fama de Cooperstown, permite apreciar que la gente realmente valora la trayectoria de honestidad, transparencia y esfuerzo de sus grandes ídolos.
Y desde luego, ese comportamiento humano y social aunque represente esfuerzos y sacrificios tiene recompensas.
Al margen de los números extraordinarios que estableció este formidable ex lanzador derecho nativo de Manoguayabo, localidad ubicada en el municipio de Santo Domingo Oeste, Provincia de Santo Domingo, su trayectoria y comportamiento en el terreno de juego fue clave para su escogencia.
En ese sentido, los habitantes del poblado donde nació este gran dominicano tienen sobradas razones para celebrar y sentirse orgulloso de quien nunca se ha olvidado de sus raíces.
¿Pero, qué tan honesto fue Pedro Martínez actuando como lanzador estelar en varios equipos de las Grandes Ligas?
Su escogencia en el primer año de boletas de elección y con un nivel de 91.1% por ciento de votaciones refleja el comportamiento del sobresaliente atleta dentro y fuera del terreno.
La consistencia, tenacidad, esfuerzo, dedicación y sacrificio reflejan el perfil de Pedro de Martínez.
En una época en que la descomposición social se adueña cada vez con mayor intensidad de la vida de los seres humanos, ser honesto parece sinónimo de idiotez o una especie extraña que navega en medio de un espacio social que todo lo corrompe.
Sin embargo, cuando se actúa de cara al sol en cualquier profesión ya sea en los deportes; la política, el arte, en funciones públicas y privadas y en la vida en sentido general se vive en paz y tranquilidad.
Lamentablemente, otros jugadores contemporáneos de Pedro Martínez entre ellos, Sammy Sosa, Alex Rodríguez, Manny Ramírez, Barry Bonds y Roger Clemens difícilmente logren ese objetivo por habérsele comprobado el uso de drogas para mejorar el rendimiento.
Una Carrera Ejemplar
Los peloteros dominicanos Vladimir Guerrero y Albert Pujols parecen ser los próximos candidatos con posibilidades reales de ingresar al Salón de la Fama debido a sus sobresalientes números registrados en las Grandes Ligas así como el comportamiento exhibido.
La elección de Pedro Martínez al codiciado Salón de la Fama deja claramente expuesto un mensaje: La humildad es una demostración de inteligencia, tacto y prudencia.
Supo esperar en paz y tranquilidad y ahora se une a Juan Marichal, primer dominicano que ingresa al codiciado nicho de los inmortales del béisbol de las Grandes Ligas, en 1983, después de tres intentos en el sistema de elección de boletas que coordina la Asociación de Escritores de Béisbol de América.
La prudencia en el comportamiento humano es un factor que ayuda considerablemente en el éxito de cualquier persona.
Está claro que ningún pelotero latino podrá brillar por encima de los límites establecidos por la Organización de las Grandes Ligas, como lo intentó Sammy Sosa cuando estaba en el apogeo de su carrera.
Sosa abusó en extremo del uso del exhibicionismo y la parafernalia, tratando de convertir la celebración de algo tan particular como un cumpleaños en un acontecimiento nacional y hasta internacional.
¿Por qué no invertir ese dinero en los niños pobres de la comunidad de Consuelo, donde Sosa nació y vivió los primeros años de su existencia?
Mantenerse en bajo perfil en cualquier actividad humana en ocasiones es más aconsejable que buscar sacar la cabeza continuamente. No se trata de un asunto de figureo, sino de resultados tangibles y transparentes.
Este nuevo triunfo de Pedro Martínez alcanzado esta vez ya fuera del terreno de juego, debe motivar a los jóvenes de hoy que aspiran llegar al estrellato en la práctica del béisbol o en cualquier otra disciplina a que sigan luchando, aprendiendo y esforzándose en buena lid para alcanzar sus metas.
Obtuvo en 18 temporadas en la gran carpa un total de 219 juegos ganados y 100 perdidos, con efectividad de 2.93 y 3,154 ponches. También, 2,827 entradas con 46 juegos completos y 17 blanqueadas. Dos veces obtuvo 20 juegos en una temporada y conquistó cinco títulos de efectividad y tres de ponches. En un par de ocasiones superó los 300 abanicados.
En lo adelante vendrán innumerables homenajes y actos de reconocimientos hacia la figura del destacado ex lanzador que desde el montículo con las franelas de los Dodgers de los Ángeles; Expos de Montreal, Medias Rojas de Boston , Mets de Nueva York y los Filis de Filadelfia puso a ondear la bandera tricolor.
Sin embargo, el mejor homenaje es seguir su ejemplo de humildad y de identificación con los más necesitados de su querido Manoguayabo.
Jueves, 8 de enero del 2015
2015-01-08 22:58:45