Por Manuel Hernández Villeta
Hace aproximadamente un año se comenzó con el cambio de la cédula. Desde el primer día fue difícil poder adquirir el documento. Filas interminables, y trabajo lento, desesperante.
La Junta Central Electoral, a pesar de los inconvenientes, ha realizado un buen trabajo. En menos de un año logró entregar la nueva cédula a más de cinco millones de personas. Se puede decir que puede ser un éxito.
Pero en la praxis, un solo dominicano que no tenga el documento, y se encuentre imposibilitado de realizar sus tareas diarias, es una afrenta y un hecho que amerita que se corrija de inmediato.
Los inconvenientes para obtener ahora la cédula deben servir para no caer en los mismos errores. Hay que evitar eliminar colectivamente el carnet, y su vigencia tiene que ser de por vida. Sólo se debe cambiar la cédula, cuando lo amérite por pérdida, deterioro o cambio de alguna razón social.
Cambiar la cédula cada dos o tres años, no pasa de ser una forma de recaudar impuestos, por lo que el documento debe tener una larga vida útil. Además, hay que separar el carnet de identificación y el electoral.
Desde luego que habría que enmendar la ley electoral, para que la cédula sea únicamente un documento de identificación, y se emita un carnet de votacion. De esa forma, para participar en las elecciones habrá un documento y para identificarse y ejercer funciones cívicas, otro.
Los partidos políticos deben colaborar y ayudar a impulsar los cambios que son necesarios para estabilizar la tenencia de la cédula. Los principales inconvenientes del documento devienen desde el área del derecho electoral.
El carnet electoral se debe entregar de acuerdo con el padrón en poder de la Junta Central Electoral. Uno de los derechos fundamentales de la Constitución, y el deber ciudadano, es votar y tener derecho a elegir y ser elegido.
Pero en la política moderna suge la figura del abstencionismo. Si hasta hace unos años se consideraba que era obligatorio votar, ahora se le da importancia a la abstención, porque puede ser la protesta de grupos que no se consideran representados en los candidatos.
Dicen políticos marrulleros que las elecciones se ganan o se pierden 48 horas antes del día de las votaciones, por aquello de que la mejor campaña es llevar en el baúl del carro un saco de dinero en efectivo, listo para ser repartido.
Por ahora, lo que se debe es reflexionar sobre los problemas que enfrenta la cédula, para corregir esas distorsiones en el futuro.-
2015-01-15 00:00:32