Opiniones

A Pleno Sol Crisis haitiana

Por Manuel Hernández Villeta

Las relaciones entre la República Dominicana y Haití deben ser respetuosas, aplicadas al derecho público internacional, y siempre buscando el diálogo, y evitando los enfrentamientos violentos.

La uniòn y desunion con Haití es muestra de todos los pesares de una relación insular irregular, donde siempre ha primado el odio, los resquemores, las violaciones a derechos humanos y arengas de una época ya finiquitada en la historia.

Todos los países que tienen frontera común, terminan enfrentados. La fina diplomacia y el tacto de manos suavez, en vez de acción militar, premite encontrar soluciones. Con Haití, lo malo es la injerencia de las grandes potencias en el problema.

Ya los Estados Unidos, Francia y los países de la Comunidad Europea de Naciones lograron desmantelar el ejército y la policía haitiana, dejando a ese territorio cual si fuera una selva, donde las tribus más salvajes y sanguinarias se imponen.

Las acciones intervencionistas de las Naciones Unidas, detrás de mantener una paz interna, han dejado a Haiti sin instituciones, sin líderes políticos, y con una explosión social contenida, por ese accionar de las tropas estranjeras.

Lo más terrible, es que las grandes potencias tienen en su carpeta lograr la unificación política, cultural y en parte territorial de los dos países. Obligar a que los haitianos nacidos de padres ilegales sean dominicanos, con el reconocimiento de todos sus derechos ciudadanos, es parte de esa trama.

Los dominicanaos sensatos deben evitar la violencia y el odio. El problema con Haiti fue creado por los grandes empresarios, los que se enriquecieron del trasiego fronterizo, y no es ahora que todo el pueblo tendrá que pagar por ello. Hay que buscar vías de entendimiento pacifico, sin que se tenga que dar pasos al enfrentamiento armado.

Lo primero es identificar positivamente a todos los haitianos residentes en el pais. No es buscar con la fuerza pública a los indocumentados, sino hablar en forma autoritaria con los empresarios que los emplean. Ir a las agroindustrias, los hoteles y los constructores y pedirles que legalicen a todos sus obreros. Por ahì comienza la solución al problema.

Mientras los empresarios y comerciantes se aprovechen de la mano de obra barata haitiana, seguirá la ola de miles de migrantes ilegales penetrando en nuestro territorio en busca de ese empleo de subsistencia. No se gana nada con deportaciones masivas, si los empresarios están en disposición de reemplazar su personal también de manera urgente.

Solución de la crisis haitiana, en paz, con diálogo y sin que se recurra a la violencia.

2015-03-03 01:24:37