Editorial

ONU prohíbe exportación de armas a Haití; sugerencia de China para evitar violencia

El Consejo de Seguridad de la ONU prohibió a unanimidad, por sugerencia de China y el apoyo de Rusia, la exportación de armas a Haití, para contrarrestar la violencia entre bandoleros en ese país.

Un documento aprobado por el Consejo de Seguridad de la ONU, exhorta a los estados miembros de la organización a impedir “la transferencia de armas pequeñas, armas ligeras y municiones a actores no estatales que participen o apoyen la violencia de las bandas”.

China y Rusia se movilizaron en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas pidiendo que se discutiera a puerta cerrada y que se dispusieran controles de armas en Haití, y Rusia muy preocupada, dijo que “en esa nación necesitamos hacer más”, en proclama de su embajador adjunto ante el organismo, Dmitry Polyansky. “La pregunta es qué hacer, concretamente”.

También varias organizaciones de la sociedad civil haitiana pidieron por carta abierta, al mismo Consejo de la ONU, y a Rusia y China, que voten para cerrar por ineficaz, la renovación de la misión de la  Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití sea cerrada.

El motivo visible para que China y Rusia hagan resaltar a Haití en la ONU, es el cúmulo de desastres que esta pequeña nación ha ido sumando por causa ajena, hasta desencadenar su gran desgracia de sangre y muerte.

China que no tiene embajada en Puerto Príncipe y que recela de la existencia allí de una representación de Taiwán, confluyó con Rusia, en interés de desarmar a las bandas callejeras haitianas.

Esta situación se da porque un organismo “humanitario” que mantiene la ONU en Haití, el BINUH, es acusado de normar el mundo del poder en la nación haitiana, y a través de éste, los Estados Unidos, ponen y disponen la suerte política de los haitianos.

Al menos 89 muertos y cientos de heridos en una semana de enfrentamientos criminales ocurrieron en Haití; más de 50 muertos y 100 heridos dejaron las bandas armadas; mientras organizaciones de derechos humanos haitianas denuncian 366 secuestros en el segundo trimestre del año, y la muerte de hambre de decenas de presos, por la falta de comida y agua en las cárceles.

A lo más que llegan en la ONU, sin embargo, es a denunciar que las investigaciones por el magnicidio del presidente haitiano Jovenel Moïse, ocurrido hace más de un año, “parecen haberse estancado”.

Se recuerda que China, y República Dominicana, que comparte con Haití la isla, se abstuvieron, cuando esa misma ONU decidió crear la llamada misión BINUH, el 16 de octubre de 2019, diciendo que el mandato que creó ese órgano no podía ser muy robusto, dada la precariedad económica y social de los haitianos.

Pekín siempre ha insistido en la falta de consistencia del mandato que crea el BINUH.

Recién el 29 de junio fue designada la sueca Ulrika Richardson como representante especial adjunta y coordinadora residente y de asuntos humanitarios BINUH, en Haití, quien declaró que trabajará “mano a mano con las autoridades nacionales y la sociedad civil para abordar las causas estructurales y sistémicas de los déficits de desarrollo” en esa esa empobrecida nación.

La ONU destacó en Haití la tristemente recordada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), en 2004, que vino a agravar la situación, luego que los norteamericanos derrocaran al presidente Jean-Bertrand Aristide, coordinándose con la burguesía haitiana.

Aquella vez, el ejecutivo de Operaciones de Paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, advirtió que “la página de 15 años de presencia de mantenimiento de la paz está cerrada, pero la ONU no se va de Haití. Todavía quedan muchos desafíos por cumplir en este país”. Lacroix  no perdía de vista, que en Haití hacía más de quince años la gente pedía un ajuste de cuentas a los dirigentes políticos inútiles y corruptos que la ONU, en connivencia con el Departamento de Estado norteamericano, había instalado, allí.

Luego que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ocupó militarmente el territorio haitiano con sus tropas, devino en la formación e imposición del BINUH, sobre la base de un texto redactado en la embajada norteamericana. Se creó bajo el Capítulo VI de la Carta de la ONU, esa otra misión, con una connotación más política. Pero ese aparato no llevó ninguna paz a los haitianos, sino que ha servido para reemplazar a los militares por asesores, dentro de todas las administraciones del estado haitiano, o sea, apoyando al poder de turno.

Los “expertos del BINUH tienen la tarea de asesorar en estrategias, directamente a las autoridades haitianas, y de acompañarlas en todos los ámbitos. Desde entonces, en Haití se ha hecho lo que impone la ONU, mediante esa estructura extraña a los haitianos. Fue la estructura que siempre estuvo al lado del asesinado presidente Jovenel Moïse.

¿Cuáles son las tareas del BINUH en Haití? Según proclaman desde la ONU, sólo en la letra:

1.  Asesorar al gobierno de Haití para que promueva y fortalezca la estabilidad política y la buena gobernanza, incluido el estado de derecho, para preservar y fomentar un entorno pacífico y estable, incluso apoyando un diálogo nacional inclusivo entre los haitianos, y para proteger y promover los derechos humanos.

2.  Asistir al Gobierno de Haití, en calidad de asesor, en sus esfuerzos en las siguientes áreas:

a.  Diálogo y reformas: promover un diálogo inclusivo entre los haitianos para fomentar el consenso nacional sobre las prioridades del país, como la implementación de reformas políticas, legislativas y estructurales.

b.  Elecciones: Impulsar los esfuerzos de Haití para emprender reformas electorales y celebrar elecciones libres, justas y transparentes.

c.   Profesionalización de la policía: fortalecer las capacidades operativas, la integridad y la rendición de cuentas de la Policía Nacional de Haití (PNH) en su función de mantener el orden público y proteger a la población en pleno respeto de las obligaciones hacia los derechos humanos y la igualdad de género.

Ulrika Richardson ,representante especial adjunta de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas. en Haití
Ulrika Richardson ,representante especial adjunta de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas. en Haití

d.  Reducción de la violencia comunitaria y de pandillas: promover y apoyar la implementación de una estrategia nacional para reducir la violencia de pandillas y la violencia comunitaria, incluyendo la violencia sexual y de género.

e.  Reforma judicial: Impulsar reformas en el sector de la justicia, en particular para reducir la prisión preventiva, asegurar la rendición de cuentas por corrupción y luchar contra la impunidad.

f.     Condiciones carcelarias: fortalecer la gestión y supervisión de la administración penitenciaria, así como la capacidad de vigilancia para la prestación de los servicios básicos en las cárceles, en línea con los estándares internacionales de derechos humanos.

g.   Protección de los derechos humanos e impunidad: apoyar consolidación de los marcos nacionales y fortalecer las capacidades y la autonomía de la institución nacional de defensa de los derechos humanos y de la sociedad civil para protección y promotor los derechos humanos, en particular los derechos de las mujeres y la igualdad de género. 19 agencias, fondos y programas del Equipo de País de las Naciones Unidas, que brindan asistencia humanitaria e implementan programas de desarrollo bajo el liderazgo de las autoridades nacionales.

Lo cierto es, pasado el tiempo, que la pobreza y los crímenes se incrementan, y a la vista está, la falta de la ayuda internacional para enfrentar la situación con contundencia. La ONU considera que la Policía de Haití no es capaz de afrontar los altos niveles de violencia, y por eso la substituye con sus agentes externos.

Tras los crecientes niveles de violencia en Haití, la Asociación de Industrias ha instado al Gobierno, que es interino, a asumir la responsabilidad ante el deterioro de las condiciones de vida de la población.

Lo que se respira en medio del tumulto terrorífico haitiano es el abandono agravado de la comunidad internacional.

Otra arista de la crisis en Haití es la violencia sexual, la violación en grupo de niños de hasta 10 años, por miembros de pandillas armadas para “aterrorizar y castigar” a los residentes de áreas bajo su control.

La situación ha conllevado a que más de 30 organizaciones sociales haitianas exigieran a China y a Rusia que veten la renovación de la misión de la ONU, ya que denuncian que hay colaboración entre bandas armadas, el actual Gobierno y la representación de la ONU en Haití, según el director ejecutivo de la Plataforma Haitiana de Apoyo para un Desarrollo Alternativo, Camil Shalmer. “Con la ayuda humanitaria de la ONU, Occidente interviene en la política interna del país e impide el proceso de autodeterminación”, afirma.

República Dominicana, país vecino, separado sólo por una línea fronteriza a veces imperceptible, ha reiterado en los foros internacionales locales y de la ONU que se acuda en ayuda de Haití.

El país dominicano está cargando, excesivamente, con la problemática humana de los haitianos.

Sólo en el presupuesto nacional de salud se estima que es invertido un 30 por ciento atendiendo a la población del vecino. Los haitianos, por demás, se mueven en el territorio nacional dominicano en todos los ámbitos, con frecuencia, con más libertad que los propios dominicanos, ya que al ser habitantes ilegales no registrados hace difícil sobremanera tener un control adecuado de sus vivencias. Hoy, el Estado dominicano está haciendo una inversión multimillonaria en levantar una frontera algo más segura que lo separe de Haití, aparte de desplegar por necesidad parte importante de las Fuerzas Armadas y policiales y departamentos migratorios, en el cuido de la frontera, de las andanzas de los haitianos en el territorio nacional.

¿Qué piensan de todo esto los Estados Unidos de Norteamérica? So pena de pecar de exagerados, Estados Unidos suele dar muestras atractivas, producto de los razonamientos de sus organismos de inteligencia.

En estos días, la Casa Blanca instaló como vocera de ese gobierno una ciudadana de origen haitiano que se mueve acorde con los tiempos, ya que no niega que es gay abiertamente. Se trata de Karine Jean-Pierre quien nació en 1977, en Martinica, posesión de Francia, en el seno de una familia haitiana, pero que desde los cinco años de edad, sus padres y ella migraron al distrito neoyorquino de Queens, en Estados Unidos. Substituyó a la descendiente eslava, la ciudadana estadounidense Jen Psaki, quien dejó el puesto. Pero, esas son ya, otras quinientas, porque la chica Jean-Pierre, que prefiere la llamen chico, ha agotado una extensa carrera política antes de llegar al cargo.

Además de la asistencia de seguridad, Estados Unidos proporcionó más de $153 millones en asistencia humanitaria, reducción de riesgos y resiliencia para los más necesitados. Ha desplegado más de $47 millones en asistencia para combatir la pandemia de COVID-19, y donado aproximadamente 500, 000 dosis seguras y efectivas de vacunas.