Opiniones

El 16 de mayo y más allá

El 16 de mayo y más allá

Actuar para cambiar esta institucionalidad neoliberal y corrompida.

En este país el próximo 16 de mayo no habrá elecciones, solo unas votaciones viciadas, degradadas, previamente adulteradas.

Adulteradas, degradadas y viciadas… por el oro corruptor, por el clientelismo desenfrenado, por el reparto de las instituciones, por la degradación moral de la Junta Central Electoral y de todo el sistema de arbitraje y administración electoral, por el uso abusivo del poder y los recursos del Estado y por el empleo con esos fines de fortunas mal habidas amasadas por la partidocracia oficialista y/o opositora, estrechamente articuladas a grandes empresarios inescrupulosos y a todas las variantes de corrupción.

Una decisión pre-fabricada.

El próximo 16 de mayo no se va a elegir, sino a escoger compulsivamente entre dos opciones parecidas o similares en todo lo negativo: corrupción, perversión política, neoliberalismo empobrecedor y entreguismo respecto a la oligarquía y al poder imperialista estadounidense.

Opciones prefabricadas y previamente polarizadas (PLD-Leonel Fernández y PRD-Vargas Maldonado), que representan indistintamente lo pésimo y lo peor, más de lo mismo, malo sobre malo, crisis mayor… hacia una situación cada vez peor.

En este evento comicial no hay espacios en votos para minorías, ya sean de ultraderecha, de derecha moderada o simplemente progresista. No hay ni por asomo espacio significativo en votos para la honestidad y la justicia.

Este escenario está perversamente ocupado en casi su totalidad por dos fórmulas incapaces de traer algo bueno, inservibles para producir soluciones a los problemas que ellas mismas y los intereses que representan han creado y profundizado a lo largo de las últimas décadas.

En este escenario tiene lugar un choque de trenes por competencias espurias, por preeminencias institucionales y reparto del patrimonio estatal, del presupuesto y las riquezas nacionales.

Un choque de trenes lleno de complicidades, con árbitros oficiales y agregados realmente pusilánimes y proclives siempre a instrumentar entuertos antinacionales y anti-populares.

La reelección por un lado y la oposición tradicional por el otro, conformadas ambas en un ambiente de corrupción y predominio neoliberal, lo contaminan todo en medio del deterioro social y la recolonización brutal..

La simulación y la mentira le sirven de envoltura a un sistema en franco proceso de putrefacción y a una realidad social próxima a estallar o descomponerse en mayor grado.

  • Un cambio todavía pendiente.

La necesidad de un cambio radical está presente en la conciencia de una parte significativa de la sociedad, pero los acontecimientos capaces de interrumpir ese círculo vicioso y viciado y los liderazgos y fuerzas con posibilidad de resquebrajar este dominio, todavía no se han producido ni se han desarrollado.

Ni el periódico auge de las luchas sociales, ni el precario quehacer político de las izquierdas partidistas, han podido crear una nueva situación, una nueva correlación de fuerzas. Ese sigue siendo el mayor reto político de estos tiempos.

Los esfuerzos de unidad o han fracasado o se han quedaron cortos, y no se ha creado un cauce atractivo, capaz de incorporar un amplio y diversos caudal transformador de los sectores afectados por la crisis y por dispersión política-social.

La propuesta que reciente y tardíamente se estructuró alrededor de la candidatura de Dr. Guillermo Moreno, si bien no guarda relación alguna con la corrupción imperante ni con la nefasta partidocracia tradicional, carece de impacto, profundidad, beligerancia y poder unificador. Carece de programa superador del modelo neoliberal y de la decadente institucionalidad vigente.

En los hechos los sustentadores de esa fórmula electoral renunciaron innecesariamente a asemejarse a opciones como la que en Suramérica han representado Chávez, Evo Morales, y Rafael Correa; amén de no ser el producto de un liderazgo previo, conquistado al calor de las luchas populares.

Es en fin de cuentas, se trata de una propuesta elitista, a lo sumo capaz de atraer a una parte muy reducida de las capas medias; con altísimos riesgos, en consecuencia, de convertirse en la crónica de un revés político previamente anunciado y muy desfavorable para las izquierdas.

  • Entonces …

Una coyuntura con esas características y esos resultados previsibles, no merece ser legitimada desde una izquierda auténticamente revolucionaria; más cuando se vislumbra que la crisis nacional en gestación habrá de trascenderla y habrá de agravarse después de su frustratorio desenlace.

Debemos actuar ahora en función de las potencialidades de ese futuro próximo.

El actual teatro electorero solo sirve de cortina de humo para encubrir la debacle que se avecina, provocada por las decadentes políticas neoliberales, por el derroche de corrupción y dispendio de recursos provocado en esta competencia espuria y por el impacto estremecedor de la profunda crisis del capitalismo estadounidense y mundial.

Participar en este evento, votar en su desenlace, equivale a meterse en las patas de las caballos y a perder autoridad, ya sea jugando a uno de los impostores o apostando a lo que podría ser una expresión electoral no solo reducidísima sino tambien inconsistente, situada muy por detrás del proceso de recuperación de las izquierda latino-caribeñas.

  • No legitimar este escenario.

Por eso la membresía del Proyecto Nueva Izquierda-Círculos Caamañistas ha tomado la decisión de no votar, respetando a quienes han decidido hacerlo por lo que estiman es una opción progresista o candidatura honesta.

Creemos firmemente que la opción de izquierda, capaz de cambiar el curso de los acontecimiento y romper este círculo vicioso, habrá de crearse en las luchas sociales y políticas que se avecinan; después que el desenlace de esta coyuntura confirme la necesidad de superar esta institucionalidad carcomida, de acelerar el proceso de quiebra de la partidocracia y despejar el camino de los grandes confrontaciones políticas y sociales transformadoras en un contexto de evidente inestabilidad política y de posibilidad de cambios estructurales profundos.

  • Eso viene.

La opción, llámese reelección o no, que logre imponerse ahora, está expuesta a un acelerado desgaste por inutilidad, por incapacidad y esencia social e ideológica para dar respuesta a los persistentes y crecientes males acumulados en cuanto a salud, educación, alimentación, seguridad y soberanía popular y nacional.

El espacio para lo nuevo, para lo transformador -para algo parecido al gobierno y al poder que Caamaño encabezó en 1965, para un presidente como el que la intervención militar estadounidense depuso- habrá de ampliarse en los próximos meses para ponerle fin a más de cuatro décadas de contrarrevolución imperialista.

El caamañismo y todas las izquierdas consecuentes -como expresión de honestidad, de democracia, antiimperialismo, unidad de civiles y militares revolucionarios y proyecto socialista-, tendrán óptimas condiciones para su desarrollo y reproducción en función de un nuevo poder post-neoliberal, transformador, portador de justicia y felicidad colectiva.

¡Caamaño Vive!

¡Caamaño Viene!

2008-05-11 04:15:13