Opiniones

El 16 de mayo y más allá

El 16 de mayo y más allá

Posicionarnos para cambiar esta institucionalidad neoliberal y corrompida

El proyecto Nueva IzquierdaCírculos Caamañistas ha decidido acompañar a los dominicanos y dominicanas – que cada vez en mayor número- tienen la decisión de no votar en los próximos comicios del jueves16 de mayo, en vista de que en estas circunstancias es imposible acumular fuerza significativa en votos a favor de las izquierdas y de una alternativa progresista a la partidocracia corrompida y a las opciones de la clase dominante- gobernante que sustenta el modelo neoliberal vigente.

Estamos convencidos de que en esta coyuntura electoral -dados los problemas que afectaron la unidad de las izquierdas y al polo popular alternativo del país y dadas las obstrucciones que impidieron  la construcción  de una fuerza electoral y una candidatura capaces de impactar este escenario y resquebrajar el nefasto oligopolio de los partidos tradicionales, no es posible alcanzar una expresión en votos proporcional a la significativa influencia de las ideas avanzadas y del sentimiento a favor del cambio revolucionario existente en nuestra sociedad.

Por tanto, a nuestro entender no tiene sentido político de oportunidad, intentar medir fuerza en tales condiciones, sabido que los resultados estarían muy por debajo de las potencialidades reales de las izquierdas y de los sectores políticamente avanzados de esta sociedad.

Y esa realidad, junto a la nueva reproducción en mayor escala de la bipolaridad y del carácter excluyente y oligopólico del mecanismo electoral, nos permiten afirmar que el próximo 16 de mayo aquí no habrá elecciones democráticas, sino simplemente unas votaciones viciadas y degradadas por el oro corruptor, por el clientelismo desenfrenado, por el reparto de las instituciones, por la degradación moral de la Junta Central Electoral y de todo el sistema de arbitraje y administración electoral, por el uso abusivo del poder y los recursos del Estado y por el empleo con esos fines de fortunas mal habidas, amasadas por la partidocracia oficialista y/o opositora, estrechamente articuladas a grandes empresarios inescrupulosos y a todas las variantes de corrupción.

  • Una bipolaridad pre-fabricada.

El próximo 16 de mayo, en consecuencia, no se va a elegir, sino a escoger compulsivamente entre dos opciones parecidas o similares en todo lo negativo: corrupción, perversión política, neoliberalismo empobrecedor y entreguismo respecto a la oligarquía y al poder imperialista estadounidense.

Opciones prefabricadas, secuestradas desde sus respectivas cúpulas y contra sus propias bases populares, previamente polarizadas (PLD-Leonel Fernández y PRD-Vargas Maldonado), que representan indistintamente lo pésimo y lo peor, más de lo mismo, malo sobre malo hacia una crisis mayor… hacia una situación cada vez peor para los/as de abajo.

En este evento comicial no hay espacios significativos en votos para minorías, ya sean de ultraderecha, de derecha moderada o simplemente progresista. No hay ni por asomo espacio significativo en votos para la honestidad y la justicia. En ese orden el sufragio se reduce a lo testimonial y a lo marginal.

Este escenario está perversamente ocupado en casi su totalidad por dos fórmulas incapaces de traer algo bueno, inservibles para producir soluciones a los problemas que ellas mismas y los intereses que representan han creado y profundizado a lo largo de las últimas décadas.

En este escenario tiene lugar un choque de trenes por competencias espurias, por preeminencias institucionales y reparto del patrimonio estatal, del presupuesto y las riquezas nacionales, que incluso podría devenir en un tranque electoral que agrave la crisis político-institucional en desarrollo.

La reelección, por un lado, y la oposición tradicional, por el otro, conformadas ambas en un ambiente de corrupción y predominio neoliberal, lo contaminan todo en medio del deterioro social y la recolonización brutal.

La simulación y la mentira le sirven de envoltura a un sistema en franco proceso de putrefacción y a una realidad social próxima a estallar o descomponerse en mayor grado después de los comicios e incluso complicarse  a raíz del conteo de los votos.

  • Un cambio todavía pendiente.

La necesidad de un cambio radical que supere la grave crisis que sufren las grandes mayorías, está presente en la conciencia de una parte significativa de la sociedad, pero los acontecimientos capaces de interrumpir ese círculo vicioso y viciado y los liderazgos y fuerzas con posibilidad de resquebrajar este dominio, todavía no se han producido ni se han desarrollado.

Ni el reciente auge de las luchas sociales, ni el precario quehacer político de las izquierdas partidistas, han podido crear una nueva situación, una nueva correlación de fuerzas. Ese sigue siendo el mayor reto político de estos tiempos y no haberlo resuelto es una de las causas fundamentales del retraso dominicano en relación con la ola de cambios revolucionarios y progresistas que tiene lugar en nuestra América.

Lamentablemente los esfuerzos de unidad política-social del polo progresista y contestatario han fracasaron o se quedaron muy cortos antes de estas elecciones, impidiendo crear un cauce atractivo, capaz de incorporar un amplio y diversos caudal transformador integrado por los sectores afectados por la crisis. Y hoy al igual que ayer, ello ha sido culpa en gran medida de la manipulación, las agendas soslayadas, y los sectarismos y vanguardismos infecundos que siempre han afectado nuestra izquierda partidista.

La propuesta que tardíamente, que de manera antidemocrática y separada de un conjunto valioso de sectores de izquierda y progresista, se estructuró alrededor de la candidatura de Dr. Guillermo Moreno y con la boleta del MIUCA, si bien no guarda relación alguna con la corrupción imperante ni con la nefasta partidocracia tradicional, además de no haberse diferenciado lo necesario como fuerza realmente alternativa, ha carecido de impacto, profundidad, beligerancia y poder unificador. Se ha caracterizado por la carencia de un programa superador del modelo neoliberal y de la decadente institucionalidad vigente, base necesaria para cualquier acuerdo político de avanzada.

En los hechos los sustentadores de esa fórmula electoral renunciaron innecesariamente a abordar las causas de fondo que generan y agravan la crisis económica,  política, social, institucional y moral de la sociedad dominicana, y su candidato  se ha negado a identificarse de izquierda y a levantar banderas transformadoras como las representadas por Chávez, Evo Morales, y Rafael Correa en Sudamérica; amén de que esa candidatura no es el producto de un liderazgo previo, conquistado al calor de las luchas populares, ni refrendado democráticamente.

  • En un contexto así no conviene legitimar las votaciones

Una coyuntura con esas características y esos resultados previsibles, no merece ser legitimada desde una izquierda revolucionaria; más cuando se vislumbra que la crisis nacional en gestación habrá de trascenderla y habrá de agravarse después de su frustratorio desenlace.

Debemos actuar ahora en función de las potencialidades de ese futuro próximo post electoral que reclama la creación de un referente unitario que vaya más allá de las organizaciones partidarias y sobre la base de la superación real de todos los lastres del pasado.

El actual teatro electorero ya solo sirve de cortina de humo para encubrir la debacle que se avecina, provocada por las decadentes políticas neoliberales, por el derroche de corrupción y dispendio de recursos provocado en esta competencia espuria y por el impacto estremecedor de la profunda crisis del capitalismo estadounidense y mundial.

Por eso la membresía del Proyecto Nueva Izquierda-Círculos Caamañistas decidió unirse sin reservas a las dominicanas y dominicanos que no votarán, respetando a quienes han decidido hacerlo por lo que estiman es una opción progresista o candidatura honesta.

  • Se avecinan tiempos mejores.

Creemos firmemente que la opción de izquierda y popular, capaz de cambiar el curso de los acontecimientos y romper este círculo vicioso, habrá de crearse en las luchas sociales y políticas que se avecinan; después que el desenlace de esta coyuntura confirme la necesidad de superar esta institucionalidad carcomida, de acelerar el proceso de quiebra de la partidocracia y despejar el camino de las grandes confrontaciones políticas y sociales transformadoras en un contexto de evidente inestabilidad política y de posibilidad de cambios estructurales profundos.

La opción, llámese reelección o no, que logre imponerse ahora, está expuesta a un acelerado desgaste por inutilidad, por su  esencia social e ideológica para dar respuesta a los persistentes y crecientes males acumulados en cuanto a salud, educación, alimentación, seguridad y soberanía popular y nacional.

El espacio para lo nuevo, para lo transformador -para algo parecido al gobierno y al poder que Caamaño encabezó en 1965, para un presidente como el que la intervención militar estadounidense depuso- habrá de ampliarse en los próximos meses para ponerle fin a más de cuatro décadas de contrarrevolución imperialista.

Y por eso reiteramos nuestra indeclinable vocación unitaria, nuestra determinación de avanzar para unificar la diversidad revolucionaria y transformadora para construir lo diferente, acompañando día a día los combates del pueblo, las luchas que inevitablemente habrán de tener lugar tan pronto pasen estos comicios y se confirme que todo seguirá de mal en peor.

El caamañismo y todas las izquierdas consecuentes y con vocación unitaria -como expresión de honestidad, de democracia, antiimperialismo, unidad de civiles y militares revolucionarios y proyecto socialista-, tendrán óptimas condiciones para su desarrollo y reproducción en función de un nuevo poder post-neoliberal, transformador, portador de justicia y felicidad colectiva.

¡Caamaño Vive!



¡Caamaño Viene!

2008-05-12 01:48:53