EL TIRO RAPIDO
de
Mario Rivadulla
La gràfica a color que publicò en portada el matutino Listìn Diario presentando un tramo del rìo Nizao que màs bien parece un desierto, atravesado por un dèbil paso de agua, nos devuelve de nuevo al importante tema de la preservación de los recursos naturales, pero principalmente las fuentes acuìferas.
No hay que buscar demasiado para encontrar el principal responsable de la condiciòn agònica que presenta el Nizao.
Es la labor de increíble, desenfrenada e irresponsable explotaciòn por parte de algunas granceras en la extracción de agregados para la construcciòn. Lo que antes era un caudaloso rìo se ha ido convirtiendo en muchos tramos en apenas un hilo casi imperceptible del vital lìquido.
La situación no es de ahora. Hace algunos años preparamos un reportaje especial sobre la depredaciòn del Nizao que nos llevò a sobrevolar el mismo en un extenso trecho. El trabajo por tierra no se pudo realizar porque lo impidieron guardianes armados. Ya entonces presentaba un aspecto penoso, fruto de la agresión a que era sometido por una docena de empresas extractoras, que enviaban camiones cargados de agregados a la capital en ocasiones, segùn nos aseguraron vecinos curiosos de la zona, a razòn de uno cada cuatro o cinco minutos. De entonces acà, el problemase ha agravado.
Antes de su salida de la Secretarìa de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, su entonces titular Max Puig dejò como legado a su sucesor, una resoluciòn dando un plazo terminante de noventa dìas a las granceras para descontinuar la extracción de agregados para la construcciòn de los rìos del paìs. No era la primera ocasión en que se producìa la prohibición. Pero en cada oportunidad, la presiòn ejercida sobre las autoridades violentò el cumplimiento de la misma.
Se pensò que ahora la cosa iba de veras. Sobre todo porque el sucesor de Puig y actual incumbente de la Secretarìa a su llegada al cargo declarò, de manera expresa y terminante, que su disposición era de hacer cumplir la resoluciòn. La excusa de incumplimiento esta vez vino por vìa de un acto de rebeldìa de una cada vez màs depredada Naturaleza: las tormentas Noel y Olga que sirvieron para suspender, dizque temporalmente, el cumplimiento de la resoluciòn a fin de poder acopiar los materiales necesarios para reconstruir viviendas y edificios dañados y levantar nuevos techos para los damnificados. Pero de entonces a la fecha han transcurrido casi seis meses, la prohibición continùa en suspenso y prosigue la extracción acelerada de los agregados, tanto del Nizao como de otras vìas de agua del paìs, sometidas a iguales niveles de explotaciòn.
Cuando se dictò la resoluciòn a que hacemos referencia anteriormente, la propia Secretarìa de Medio Ambiente informò que en el paìs existen cientos de canteras de las que es posible extraer los materiales de construcciòn con mìnimo daño ambiental. El reparo de los interesados es que comportarìa mayores gastos y elevarìa por consiguiente, el costo final de las construcciones. Un argumento vàlido en tèrminos estrictamente econòmicos pero imposible de sostener cuando de por medio està la conservación del esencial elemento agua. El tema no se ha vuelto a tocar.
El problema del agua en nuestro paìs es hoy por hoy un desafìo crucial. Algunos ambientalistas estiman que de continuar el empobrecimiento del caudal de nuestros rìos al ritmo actual, a la vuelta de no muchos años pudièramos llegar al punto de tener que importar el preciado lìquido para cubrir nuestras necesidades vitales. En un orden màs amplio, hay analistas que estiman que la situación es tan preocupante a nivel general en todo el planeta que la pròxima guerra mundial pudiera tener el agua como factor causal.
Quizàs haya descreìdos que piensen que son estimaciones exageradas. Es posible que haya que bajarle un poco. Pero a lo que no se puede cerrar los ojos es a la realidad de que el tema del agua es vital. Sin agua no es posible la vida humana. Como tampoco se puede que el paìs ha ido perdiendo gran parte del generoso inventario de agua con que nos dotò la Naturaleza, y que de continuar esta tendencia pudièramos en un futuro no lejano confrontar serios problemas de abastecimiento.
Ahora mismo, se impone como medida de emergencia iniciar un ambicioso plan de desarrollo agropecuario a corto, mediano y largo plazo para garantizar tanto la seguridad alimentaria del paìs como para abrirnos importantes mercados de exportaciòn, principalmente y con extremo apremio el vecino Haitì, amenazado de hambruna. Ese plan no se puede llevar a cabo si no disponemos del vital recurso agua en cantidad suficiente.
La industria de la construcciòn es importante. Pero su desarrollo no puede fomentarse en base a la desaparición de nuestros rìos, sino que ir en armonìa con un recurso de tanta importancia. Necesariamente tendrà que abocarse a otras alternativas sustitutas o al menos complementarias, como serìa la explotaciòn de las canteras, para seguir creciendo. Porque lo que no es permisible es que lo haga en detrimento del màs valioso recurso de vida con que contamos como lo es el agua.
2008-06-10 00:21:10