Ingrid Betancourt, la FARC y los Estados Unidos
Recientemente fue liberada la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt de su cautiverio por más de 6 años en manos de la guerrilla de la FARC. La liberación de ella y de todos los que fueron liberados debe ser recibida con regocijo y beneplácito por el mundo entero, ya que nadie absolutamente nadie, en el universo, debe abrogarse el derecho de privar de su libertad a ningún ciudadano, no importa la causa que digan defender ni los argumentos que utilicen para defender “esa causa”.
A los seres humanos, desde que nacen, deben garantizárseles el derecho a vivir libre de todo obstáculo que coarte su derecho a la vida, su libertad de transito, su libertad de expresión, pero sobre todo deben garantizárseles todos sus derechos ciudadanos, es decir deben respetárseles sus derechos humanos de forma integral. Esta es la única garantía para que la democracia, como sistema político, tenga continuidad y se fortalezca ante los ojos de la gente.
Todo acto del hombre que se encamine a someter a los ciudadanos a los designios de una persona o grupo, sea de forma individual o de forma colectiva, para quitarle la vida o su libertad, esta condenado, más temprano que tarde, al fracaso, porque recibirá el rechazo de la gente, porque son actos que la conciencia colectiva repugna, sobre todo ahora que vivimos tiempos de aperturas económica, política e ideológica, y en la que las luchas por las ideas tienen una expresión tan difundida a través de los medios de comunicación y la red de Internet, que ha revolucionado los hábitos y comportamientos de la gente, sin importar que los ciudadanos vivan en un país pobre o en un país rico.
En los años por venir se hablará del rescate o el acto de reintegro de Ingrid Betancourt al seno de su familia y de la sociedad colombiana. El acto de rescate de ella y los demás rehenes tiene la importancia de que personas que fueron privadas de su libertad de forma abusiva están recobrándola para reintegrarse a una vida normal.
“El rescate” deja una enseñanza a Colombia y al mundo, pero sobre todo a la guerrilla de la FARC y al gobierno de los Estados Unidos, esa enseñanza es que la paz sólo se logra con amor y solidaridad de los gobiernos y de la gente hacia sus conciudadanos.
Sólo el amor a favor de una persona o de una colectividad construye lazos de voluntades favorables a beneficio de la colaboración y la solidaridad, de manera reciproca, entre las personas y los grupos humanos. El drama político colombiano y la guerrilla de la FARC no escapan a esta realidad que gobierna los sentimientos humanos, tanto de las personas como de los grupos. Por eso cualquier aspiración de paz tanto de los Estados Unidos como la de aquellos que como la guerrilla de las FARC se proclaman a si mismos como abanderados de “causas justas” deben tener presente que al final de todo drama humano, lo que se impone es el criterio de la realidad que mas se acerque al criterio de lo justo, lo solidario y lo razonable ante los ojos de Colombia y el mundo.
Todo el mundo sabe que los criterios y métodos de la FARC sólo tienen vigencia porque son impuestos a la fuerza, cuando miles de colombianos han sido secuestrados y sometidos a los caprichos y vejámenes de un grupo que con esos métodos de luchas no tiene ninguna posibilidad de ganar el apoyo de la sociedad colombiana y mucho menos del mundo, ya que todo acto de terror lleva en si mismo el germen del dolor, el odio y la destrucción de vidas inocentes y así no se construye una sociedad comprometida con el bienestar y la solidaridad al servicio de sus ciudadanos.
La guerrilla de la FARC y “todo luchador por la paz y la libertad en el mundo” debe aprender la lección de que nunca recibirán el apoyo de sus pueblos quienes se empecinen en la utilización de métodos de luchas superados para tratar de hacer prevalecer sus ideas y puntos de vista. Ningún familiar, ni el mundo que observa los métodos odiosos y criminales del secuestro y la comisión de actos de terror para hacer prevalecer una idea o una causa, apoyará a quienes promueven, ejecutan e imponen métodos similares, ya que lo que gana el apoyo y la buena voluntad de la gente en el mundo son los actos del hombre que están motivados por el amor al prójimo y a ese deseo permanente del ser humano por trascender sus propias limitaciones y avanzar a estadios de crecimientos económicos y espirituales que le permitan una convivencia social estable y en paz con sus semejantes.
Los grandes luchadores por la paz y la libertad del ser humano, a través de la Historia, entre los que podemos citar al papa Juan Pablo II, la madre Teresa de Calcuta, Juan Pablo Duarte, Nelson Mandela, Abrahan Lincoln, Simon Bolivar, George Washington, Mahatma Ghandi, entre otros, tuvieron motivados para sus grandes hazañas políticas en el amor a sus gentes y a sus pueblos. Por eso, sus actos estuvieron matizados por el deseo permanente de servir con amor a la gente a la cual representaban. Nunca sus actos estuvieron motivados por el odio y el terror para la consecución de sus objetivos políticos y estratégicos.
Evelio Arroyo es Sociólogo, Abogado y Escritor
2008-07-07 23:32:11