TIRO RÁPIDO
de
Mario Rivadulla
Miércoles 16/07/2008.
El Movimiento Ambiental Progresista, que coordina el Administrador General del Banco Agrícola, Paíno Abréu, reclama que sean declaradas áreas protegidas las márgenes de los ríos. Esto así, con la finalidad de evitar asentamientos humanos en dichas áreas, lo que siempre comporta un potencial riesgo para la seguridad de quienes los habitan en caso de desastres naturales. Se trata de una preocupación muy válida y además oportuna, tomando en cuenta que ya nos encontramos en plena temporada ciclónica.
No obstante, es bueno recordar que existen expresas disposiciones que prohíben levantar viviendas en lugares que puedan ofrecer algún tipo de peligro para sus moradores. Tal las propias laderas de los ríos y las de lomas y montañas. Esta prohibición fue reafirmada por las autoridades a raíz del paso sucesivo y destructivo de las tormentas Noel y Olga, tan costosas en pérdidas de vidas, en gran medida por esa razón, como en daños materiales.
Pero ya de antes habíamos tenidos otras experiencias igualmente dolorosas. Recuérdese el caso de la comunidad de Mesopotamia y en la propia región sur, la tragedia de Jimaní, cuando un embravecido río Blanco se desbordó para recuperar la propiedad de sus despojados cauces.
Son apenas dos ejemplos pero no los únicos casos en que tormentas tropicales, intensos y prolongados aguaceros, desbordamientos de ríos y deslizamientos de tierras han cobrado un alto tributo en vidas y bienes.
Lo que ha faltado sin embargo, es una actitud firme por parte de las autoridades, a fin de hacer valer la prohibición y un exceso de populismo y demagogia para tratar justificar el levantamiento de endebles casuchas en sitios peligrosos.
Cuenta también el obstáculo que representa el que muchas personas, guiadas por la pobreza y la ignorancia, pese a las disposiciones legales y las reiteradas advertencias de las autoridades, insistan en desafiar el destino y poner en riesgo su existencia y la de sus seres queridos, en el peor de los casos y en el mejor, la pérdida de sus modestos ajuares, cuando una irritada naturaleza se rebela y nos pasa factura por las múltiples y constantes agresiones de que es objeto.
Sin embargo, los cambios climáticos, cuyos negativos efectos cada vez son más advertidos y que ya hemos comenzado a sentir, imponen la necesidad impostergable de proceder con energía, tanto para preservar la seguridad de las personas, como la misma integridad de los ríos afectados por la extracción indiscriminada de agregados de la construcción y la irresponsable contaminación a que son sometidos, al convertirlos en vertederos de deshechos industriales y humanos.
En este sentido el llamado que hace el Movimiento Ambiental Progresista, resulta atinado y a punto y debe servir de recordatorio para que las autoridades actúen con la necesaria energía, a fin de evitar que persista la degradación de tan valiosos recursos naturales, como son los ríos que ya nos restan y más aún, la vida de seres humanos en riesgo.
Ahora mismo, la Defensa Civil revela que disponemos de 2 mil 455 refugios en capacidad de albergar más de 1 millón 200 mil personas, en caso de desastres provocados por la naturaleza. Es una buena noticia que ojalá no tengamos que confirmar en la realidad de los hechos. Pero con ese mismo sentido de previsuín, debemos actuar en la dirección antes señalada, bajo el entendido de que prevenir siempre será preferible a tener que actuar y lo que es peor, posiblemente tener que lamentar.
2008-07-17 23:09:55