EL TIRO RÁPIDO
de
Mario Rivadulla
Oportuno el anuncio de que al cumplirse el primer año de la dilatada y conflictiva puesta en marcha del área de salud de la Seguridad Social, el Presidente Leonel Fernández se reunirá con las autoridades y los diferentes actores que intervienen en el proceso para pasar balance a sus resultados. Más que conveniente, el ejercicio crítico es imprescindible.
El área de salud de la Seguridad Social estaba supuesta por lógica necesidad a entrar en vigencia antes que la de Pensiones. Ocurrió lo contrario. Esta inició sus operaciones en breve tiempo, luego de salvar coyunturales diferencias en torno a la figura que debía ocupar la Superintendencia. Para desempeñarla terminó por escogerse a una funcionaria de larga experiencia como Persia Álvarez, cuya gestión le ha merecido la confirmación y continuidad en el cargo por un nuevo período de cuatro años. Se reconoce que en general el área de pensiones se ha desarrollado sin mayores inconveniencias.
El de la salud en cambio quedó rezagada. Casi desde sus inicios quedó contaminada por un marcado interés en presentarlo como un logro político al tiempo que comenzaron a aflorar los intereses contrapuestos de los diferentes agentes responsables de la prestación de servicios a los afiliados. Los choques entre las compañías aseguradoras, las clínicas privadas, la clase médica, los representantes del empresariado y los sindicalistas que con extrema frecuencia y aguda virulencia afloraron como noticia predominante en los medios de comunicación, fueron retrasando de mes en mes y año en año la puesta en práctica del sistema. Inútiles resultaron los esfuerzos del conocido cardiólogo Bernardo Defilló al frente de la Superintendencia durante ese dilatado y traumático período, para tratar de superar la persistente crisis que terminó por involucrarlo personalmente en la interminable polémica.
Fue después de la laboriosa gestión mediadora del Vicepresidente Rafael Albuquerque con los distintos agentes del proceso, que pudo lograrse un mínimo de consenso para poner en marcha el mecanismo asegurador. Como se advirtió y era fácil prever, el trabajoso y traumático parto ha dado lugar a un primer año de vida afectado por continuos enfrentamientos, denuncias y contradenuncias, amenazas de retiro y suspensión de los servicios médicos y hospitalarios así como múltiples quejas de los asegurados. Estas frecuentes y ácidas controversias, convertidas en tema noticioso y polémico de mayor resonancia en numerosas ocasiones a lo largo de estos doce meses, han creado un clima de confusión y paradójica inseguridad en los cotizantes, tanto trabajadores como empresarios y dueños de negocios que hacen sus aportes al sistema. El temor al naufragio del mismo ha estado latente en todo este tiempo y aflorado en más de una oportunidad.
Ciertamente fue una apuesta arriesgada el inicio, un tanto forzado, de la numerosas veces aplazada área de salud de la Seguridad Social. De hecho, hay que reconocer que las expectativas creadas desde que se aprobó la ley, saludada con inicial y casi general beneplácito, no han podido ser satisfechas en buena medida. Entidades reconocidas han externado sus preocupaciones y críticas al punto que Foro Ciudadano, quizás con excedida severidad, la acaba de calificar de “estafa” a los usuarios, alegando que éstos no están recibiendo los servicios requeridos con los prometidos niveles de calidad y en la cuantía y diversidad a que tienen derecho a cambio de sus cotizaciones y la de las empresas en que laboran. Hay que admitir que en gran medida es así, sin que ello implique necesariamente el fracaso del sistema.
Pero es preciso introducir correctivos a la luz de la experiencia acumulada en este primer año, y también proceder a revisar y reformar la legislación en cuanto sea requerido para convertirla en un marco legal más funcional y eficaz. Hay consenso generalizado de que la misma adolece de vacíos y contradicciones que es preciso corregir. Necesario convertir al asegurado en eje principal del sistema y no, como hasta ahora, en sujeto sometido de continuo a la paradójica inseguridad motivada por el continuo choque de intereses de quienes deben estar a su servicio. Para lograrlo será indispensable establecer mecanismos que permitan conjugar éstos, en forma tal que no continúen convertidos en retranca de su normal desarrollo ni afecten las atenciones que deben prestar a quienes pagan por recibir sus alegados beneficios.
El recuento crítico que se lleve a cabo por consiguiente en el anunciado encuentro de evaluación que tendrá lugar en el Palacio Nacional y que es de esperar sea celebrado sin dilaciones, no debe dejar ningún ángulo por explorar y analizar a la búsqueda de soluciones y correctivos que conviertan el sistema en una estructura eficiente de asistencia social y de la más amplia cobertura en un área tan vital y de prioridad uno como son la prevención y atenciones de salud de millones de dominicanos.
Esperemos que así resulte.
2008-09-11 21:22:21