EL TIRO RAPIDO
De
Mario Rivadulla
El senador Wilton Guerrero ha vuelto de nuevo a la carga con el tema del narcotráfico y las complicidades locales en la provincia Peravia y particularmente en la localidad de Banì.
Segùn el legislador oficialista, la situación en la zona no ha variado prácticamente en modo alguno despuès de la matanza de Paya, semanas atràs, que diera origen a serias acusaciones por su parte y al develamiento de una verdadera asociación de malhechores ligados al comercio de drogas en gran escala, integrada por ex altos oficiales de la Marina y algunos elementos civiles que guardan prisiòn por el hecho criminal.
Cuando todo parecìa indicar un cambio en la situación prevaleciente como consecuencia del sangriento y escandaloso suceso, la tormenta desatada por las acusaciones de Guerrero, las investigaciones llevadas a cabo por la comisiòn oficial designada por el Presidente Leonel Fernàndez y las autoridades policiales, el combativo congresista aduce que todo sigue igual.
En consecuencia reclama el traslado inmediato de la dotaciòn que mantiene la Direcciòn Nacional de Control de Drogas en la ciudad banileja, al tiempo de respaldar la seria denuncia de la renunciante fiscal adjunta Rosa Julia Batista. Esta atribuye su decisión a la actitud complaciente del fiscal Edgar Lugo con los elementos locales metidos en el negocio de las drogas por ser “gente peligrosa”.
En verdad lo es y asì lo demuestran los hechos. Es por ello que para hacerles frente se precisa de funcionarios y autoridades que se muestren incorruptibles al tiempo que no tengan temor de enfrentar a los maleantes. De ejemplo, puede tomarse al propio senador Guerrero quien ha mostrado una valerosa consistencia en su postura y en mantener las denuncias concretas que ha venido haciendo.
Lo cierto es que mucho antes de lo ocurrido en Paya, era pùblico y notorio en Banì y fuera de Banì que la zona se habìa convertido en terreno propicio para el tràfico de drogas en gran escala. Los ùnicos que parecìan o no querìan enterarse eran las autoridades locales, si no en su totalidad, al menos en buena parte, ya fuese por temor, soborno o participación asociada.
Lo malo es que, si nos guiamos por las acusaciones de Guerrero, todo continùa igual o muy parecido a lo que sucedìa anteriormente. Sabiendo la tenaz cruzada que mantiene el senador peledeìsta en este peligroso campo minado de asechanzas de toda naturaleza y donde son tan obvios como necesarios los niveles de complicidad de determinadas autoridades, hay que suponer que sus nuevas denuncias están avaladas por un amplio conocimiento y convencimiento.
2008-11-28 19:17:58