Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



de



Mario Rivadulla 



A nadie que se preocupe mínimamente por estar al tanto del acontecer diario debió asombrarle la información desplegada por el Listìn Diario como titular principal de portada, un dìa de la pasada semana, dando cuenta de que el Atlas Mundial nos tiene identificados como puente para el trasiego de drogas hacia los Estados Unidos y Europa.  Asimismo, que el dinero sucio de las drogas, al igual que otros de procedencia ilegal, está siendo lavado en nuestro mercado y tiene incidencia en la economía nacional. 



¿Acaso el puenteo internacional de estupefacientes a través de nuestro territorio es noticia nueva? ¿Cuàntos años hace que esto està ocurriendo y se viene denunciando, las màs de las veces rebotando en oìdos que no quieren oir y en ojos que se resisten a ver? ¿No data ya de casi un lustro que el ex capitán Quirino Paulino, el «don», fue apresado y extraditado a los Estados Unidos donde espera juicio en un tribunal federal de Nueva York junto a otros integrantes de su poderosa y desmantelada red de distribución?  ¿Y què hay del mexicano Luis Humberto Cano, con fuertes inversiones aquì, quien cumple larga sentencia por el mismo delito en una càrcel norteamericana?  La lista pudiera ser mucho màs engrosada pero para referencia bastan estos dos casos.  El hecho de que en los años màs recientes se haya incrementado el flujo de drogas, sobre todo por vìa aèrea, no le resta antigüedad al tema. 



Más aún.  ¿Desde cuándo tenemos violencia asociada al turbio negocio de las drogas?



Nos estremeció la matanza de Paya, pero no habían transcurrido tantos años de una similar que tuvo lugar en Navarrete, con un número igual de víctimas, aunque sin la droga, los dólares volatilitizados y los altos ex oficiales de la Marina involucrados en aquella.  Pero sobre todo, sin una voz como la de Wilton Guerrero que con tenacidad y temeridad singulares no ha cesado un solo momento de mantener vivo el expediente de Paya.  ¿Y el asesinato aún no resuelto de Christopher?  ¿O el del joven oficial Krawinkel, que hasta ahora parece llevar camino del mismo archivo de casos que no han sido esclarecidos? ¿O el de aquél que se amparaba en un nombramiento de ayudante presidencial y cuyo vehìculo portaba placa oficial de bronce, cosido a balazos a la salida de un conocido centro de recreación?  Son tan solo unas pocas cuentas de un largo rosario de hechos criminales que han marcado el turbulento itinerario de las drogas en el escenario nacional durante la década. 



En cuanto a la incidencia en  nuestra economìa de parte de los cuantiosìsimos recursos que mueve el narco, calculado en cientos de miles de millones de dòlares anuales en el mundo, bastarìa remitirse en el tiempo a los señalamientos hechos por un asesor de las Naciones Unidas en esta àrea hace algunos años, durante una breve visita que giró a Repùblica Dominicana.  En esa ocasión, nos dejò como recuerdo un verdadero retrato hablado del paìs aùn cuando tuvo la cortesía de  no ponerle nombre.  Más o menos dijo que cuando el crecimiento econòmico visible de una sociedad sobrepasaba su capacidad financiera, ese excedente de recursos tenìa como origen el lavado, mencionando como lugares màs usados para el blanqueo los dealers de vehìculos, los casinos de juego y las casas de apuestas.  Esto, naturalmente, en los casos en que hubiese complicidad por parte de sus dueños. Sus señalamientos no encontraron mayor eco y ràpidamente pasò a mejor vida. Era todavía una época en que ingenua y absurdamente no queríamos reconocer la existencia del problema y preferíamos barrerlo debajo de la alfombra.  



Hoy estamos pagando las consecuencias de toda esa desidia oficial e indiferencia social.  No hay que motivarse a extrañeza ni escandalizarse ante la publicación del Atlas Mundial.  Lo que asombra es que no se haya publicado desde antes. Ya mucho antes del sangriento suceso de Paya se habìan producido sostenidas denuncias del senador Wilton Guerrero, con respecto a su provincia y del propio Asesor de Drogas del Poder Ejecutivo, Vincho Castillo, en el escenario nacional, asi como otras voces preocupadas de comunicadores y representativos sociales sin que parecieran haber hecho mella en el ànimo pùblico,  ni tenido el debido eco en las autoridades, ni ser asumida como necesaria prioridad por los partidos polìticos en sus respectivas agendas de gobierno.   



Pero más increíble todavìa que a pesar de todas las últimas evidencias registradas en el plano local y la dramàtica experiencia por la que atravesò y cuyos efectos aùn resiente Colombia y ahora estremece a Mèxico de un confìn a otro, todavía haya aquì quienes se resistan a admitir que el problema de las drogas para nuestro paìs es de tal gravedad y magnitud que amerita asumirlo como una gran prioridad nacional y enfrentarlo con una firme política de orientación, prevenciòn y represiòn antes de que continúe expandiendo sus tentáculos hasta llegar a asfixiarnos.De no hacerlo asì, las pròximas ediciones del Atlas Mundial pudieran registrar expresiones mucho peores al referirse a la Repùblica Dominicana. 

2008-12-03 17:50:15