Opiniones

EL TIRO RAPIDO

EL TIRO RAPIDO



De



Mario Rivadulla

Con nuestra propensión a politizarlo todo, quienes están reclamando que las autoridades transparenten todo lo relacionado con el expediente del ex capitán Quirino Paulino Castillo corren el riesgo de hacer el ridiculo, o al menos de perder lamentablemente su tiempo.

Desde sus mismos inicios, se divulgò la información de que la DEA norteamericana consideraba el caso entre los cinco más importantes de su historia.  Todo parece indicar que es así.  No es por gusto que Quirino ha sido mantenido en prisiòn preventiva por más de cuatro años, durante los cuales las autoridades tienen que haber estado tejiendo un voluminoso y laborioso acumulo de elementos probatorios contra el llamado “don”, que al parecer no lo era tanto o al menos el principal y sus cómplices.

La evidencia acumulada no sólo resulta fundamental en el caso de la Justicia norteamericana para garantizar una condena, cosa sobradamente conocida por los fiscales que conocen los muchos subterfugios legales de que se valen habilidosos abogados para obtener fallos absolutorios, desacreditar el fardo de pruebas en contra de sus defendidos o lograr la anulación de los juicios por razones técnicas.

Resulta también un procedimiento de mucha eficacia para ablandar a los acusados que guardan prisión por largo tiempo, convenciéndolos de que les resulta preferible llegar a arreglos de admisión de culpas y sentencias menores a cambio de brindar evidencias y pistas para hacer rodar cabezas más importantes.

En el caso de Quirino, es de suponer que èste tiene que haber aportado información muy valiosa sobre sus superiores en la estructura del narco, còmplices y protectores para haber conseguido un convenio tan ventajoso como el que aparentemente ha logrado. No serìa por información de menor cuantìa que se accedería a una condena muy inferior, una cobertura de protección familiar tan amplia en los Estados Unidos dentro del programa de testigos y el posterior disfrute de la parte no confiscada de la fortuna ganada a través de sus operaciones de narcotráfico que se cuantifica en 600 millones de pesos, o sea, unos diecisiete millones de dólares.

Antes de eso, la mayor parte de los complicados en el expediente fueron negociando también sus respectivas cuotas de responsabilidad, aportando a su vez evidencia que sin dudas contribuyó a enriquecer la acusación contra Quirino y a convencer a éste y sus abogados de transarse con la fiscalía.

Ahora bien.   Este expediente está todavía en fase de investigación.  No basta con que Quirino haya aportado nombres, si las autoridades no suman evidencias probatorias en cada caso que permitan sustentar solicitudes de extradición y lograr condenas en los tribunales norteamericanos.  Esa fase es secreta hasta tanto la decida un Gran Jurado.  John O`Donell, el fiscal principal en este caso, lo ha dicho y reiterado en diversas ocasiones en que los periodistas norteamericanos han querido obtener información sobre el mismo.

Si bien el arreglo con Quirino se coordinò con las autoridades fiscales dominicanas en el aspecto local, serìa ingenuo pensar que éstas han sido puestas al corriente de todos los detalles de la investigación, mucho menos de los posibles nombres y pistas ofrecidos por el mismo.  Aùn dentro de un marco de colaboración, hay información que nunca se comparte o solo se revela cuando el caso està concluído para evitar filtraciones. Más ingenuo todavía pensar que van a soltar prenda incurriendo en la ligereza de facilitar detalles confidenciales para satisfacer los afanes de notoriedad y los intereses menudos de nuestro folklore polìtico.

Por lo demás, cabe suponer que nombres y alegados detalles que se divulgan en la prensa nacional, no pocas veces contradictorios, tienen un carácter extraoficial y hasta en algún caso, especulativo, aunque de seguro deben estar haciendo perder el sueño a más de uno que, en una u otra forma, hubiese estado vinculado a Quirino y su grupo, temiendo la posibilidad de haber sido involucrado por éste.

2009-01-13 16:37:13